Uno de cada tres jóvenes de entre 16 y 24 años es fumador habitual
La franja de mayor consumo es la comprendida entre los 25 y los 35 años El SAS anima a los ciudadanos a que abandonen el vicio, a través de los programas de deshabituación tabáquica de los centros de salud
Actualizado: GuardarA pesar de la existencia de la Ley del Tabaco y de los esfuerzos de las administraciones por reducir el consumo de este vicio, lo cierto es que a día de hoy el 35% de los jóvenes de entre 16 y 24 años se declara fumador habitual, según los estudios llevados a cabo por la Consejería de Salud. No obstante, la edad en la que mayoritariamente se fuma es la de la franja comprendida entre los 25 y los 35 años, y a partir de los 50 es cuando más personas comienzan a abandonar el consumo.
Así lo explicó a este medio Pepa Rojas, técnico de tabaquismo del Distrito Sanitario Jerez-Costa Noroeste, coincidiendo con la celebración del Día Mundial contra el Tabaco, el pasado sábado 31 de mayo. La profesional no se mostró excesivamente optimista con respecto al índice de ex fumadores, teniendo en cuenta que aunque hay muchos que dejan el hábito, otros tantos se inician en el mismo.
«Hay mucha gente que deja de fumar, es lo que nos dicen todos los días en la calle, pero es muy importante valorar cuántos se inician en el consumo, especialmente en el caso de la población joven. Aunque se quiten muchos, si se inician más la prevalencia está ahí. Digamos que es como una piscina, donde hay una entrada y una salida». En este sentido, los expertos también han percibido cambios sustanciales en cuestión de sexos. Si hace unos años el hombre copaba la gran parte del consumo, hoy es la mujer la que se alza como una fumadora empedernida, por lo que, como apunta Rojas, a la hora de hablar de cifras hay que tener en cuenta todos estos condicionantes.
Los valientes que se lanzan finalmente a la aventura de dejar de fumar tienen que tener bien clara esa premisa básica: que efectivamente cuentan con la firme voluntad de llevar a cabo su propósito. Una vez establecida esta base, el interesado puede acudir en Jerez a cualquiera de los centros de salud que existen, ya que todos ellos ofrecen un programa de deshabituación tabáquica.
Aunque no todos lo consiguen, las estadísticas confirman que un 33% de los usuarios que se someten a estas iniciativas del SAS logra abandonar el vicio. «No todos están en la misma fase, hay algunos en la etapa precontemplativa, los más jóvenes; otros en la contemplativa, donde ya se plantean dejar de fumar, y otros en la de los fumadores propiamente dicha, que tienen el intento de dejarlo ya. Todos son objeto de intervención, pero los más importantes son estos últimos».
Cuando ya están concienciados, hay que comenzar por cambiar sus hábitos a través de cinco sesiones intensivas que pueden ser individuales o grupales. En la primera de ellas se empieza con una reducción del 30% del consumo, y se continúa de forma proporcional, siempre atendiendo a factores como el grado de dependencia o las motivaciones que impulsaron al paciente a iniciarse en el tabaco.
Análisis de la conducta
«Hay que hacer un primer análisis funcional de la conducta, estudiando si la persona fuma por aburrimiento, por evitar el estrés o por ansiedad, por ejemplo. Se le pide a ella misma una lista en la que enumere los motivos por los que fuma y por qué quiere dejarlo». A pesar de que la medicación es un caso extremo, hay ocasiones en las que los sanitarios optan por esta alternativa, en función de los intentos previos de abandono.
En ese caso se pueden escoger los conocidos parches de nicotina o unas determinadas pastillas, siempre a través del médico de familia. Lo fundamental, de cualquier modo, es tener claro el mensaje de que es posible dejar de fumar, como insiste Rojas. «Nosotros intentamos ayudar a los fumadores por todos los medios, aunque es muy difícil. Lo hacemos dando información y no coaccionando, porque cuando tú coaccionas es cuando se vuelven más reacios al cambio. Pero es absolutamente verdad que se puede dejar de fumar, ya que todos los días lo hace muchísima gente, y si no el que quiera dejar de fumar que hable con un ex fumador, para que le cuente su experiencia de primera mano».
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