Escenario voluntarista
El Gobierno reconoció ayer que las finanzas públicas no volverán a una situación de superávit hasta el año 2011. Pero junto a esta noticia el vicepresidente Solbes dio cuenta de un pronóstico sobre el crecimiento de la economía española para los tres próximos años, con una tasa ascendente que iría desde el 2,3% para 2009 hasta el 3,1% para 2011, que podría volverse en exceso optimista. La rapidez con la que la desaceleración ha alcanzado a las economías familiares y el incremento de la inflación han conducido a que durante los últimos meses cada previsión gubernamental acabara siendo desmentida por otra posterior. El Gobierno tiene la responsabilidad política de transmitir a la sociedad, y en especial a los agentes económicos y sociales, perspectivas razonables de futuro sin inducir más inquietud que la que de por sí generan los datos conocidos de la economía.
Actualizado: GuardarPero lo criticable de la ejecutoria reciente de los gestores económicos del Ejecutivo no es tanto que al final de la legislatura erraran en sus previsiones. Las incertidumbres que oscurecen el panorama económico y sus consecuencias sociales no se disiparán antes porque el Gobierno vuelva a aferrarse a su particular esquema de previsiones, sino porque se muestre dispuesto a afrontar las correcciones que precise éste. Ayer el vicepresidente Solbes avanzó un escenario voluntarista dado que, cuando menos, faltaría saber sobre qué tasa de inflación prevista se elaborará el cuadro macroeconómico que inspire finalmente los Presupuestos Generales del Estado.
Además, hay aspectos de sus vaticinios que invitan al escepticismo. Empezando por el hecho de que el incremento del paro anunciado por los responsables del Ejecutivo estas últimas semanas obligaría a prever un aumento del gasto por encima del 7,3% señalado. Las dificultades a que se enfrenta el Ejecutivo a la hora de acertar en sus previsiones se hacen mayores al dibujar el horizonte inmediato para los presupuestos autonómicos y municipales. Lo que obliga a contemplar con preocupación la viabilidad de los propósitos alumbrados en la anterior legislatura en cuanto a servicios y coberturas sociales. Propósitos que dependen en su financiación de la concurrencia de medios y voluntades entre los tres ámbitos institucionales, y que encuentran en los ayuntamientos el eslabón financieramente más débil.