'MUCHACHO SOSTENIENDO UN DIBUJO'. Una obra de Francisco Caroto.
Cultura

La fuerza del individuo

El Museo del Prado exhibe una muestra «excepcional» con 127 retratos del XV y el XVI

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En el Renacimiento nació la visión antropocéntrica del mundo. El hombre empezó a darse cuenta de su propia capacidad para ordenar el mundo y transformarlo. Esta filosofía, como no podía ser me-nos, tuvo su reflejo en el arte. El hombre se dio cuenta de su im-portancia y comenzó a demandar retratos. Cada individuo -venían a decir los pintores y sus clientes- es único.

El Museo del Prado inaugura el próximo martes El retrato del Renacimiento, una de las citas más atractivas de la temporada. Formada por 127 obras (70 artistas) de los siglos XV y XVI, la muestra supone «un festín irrepetible», en palabras el director de la pinacoteca, Miguel Zugaza, quien se felicitó por haber reunido «tantos cuadros excepcionales» de los museos más importantes del mundo.

Están todos, o casi todos: desde Jan van Eyck (en los albores del siglo XV), hasta Rubens (preludio el Barroco). Entre medias, Piero della Francesca, Durero, Tiziano, Rafael, Ghirlandaio, Botticelli, Giorgone, Lorenzo Lotto, Holbein y Antonio Moro, entre otros muchos. La mayoría de las obras expuestas son pinturas, pero también hay esculturas, medallas, dibujos y grabados. «En todas estas piezas se exploran cuestiones fundamentales del retrato, como las relacionadas con el parecido, la memoria y la identidad», explicó el jefe del departamento de Pintura Italiana y Francesa del Museo del Prado y comisario de la exposición, Miguel Falomir. «Los pintores, ante todo, querían que los rostros transmitieran emociones», subrayó. El comisario hizo hincapié en una de sus obras preferidas: Anciano con su nieta, de Domenico Ghirlandaio, procedente del Museo del Louvre y que por primera vez se podrá contemplar junto a Giovanna degli Albizzi, del Museo Thyssen.

Tipologías

En el recorrido se aprecian las tipologías relacionados con el cortejo amoroso, la amistad y el matrimonio. También hay magníficos autorretratos, como el de Durero, que custodia el propio Prado. La evolución del retrato de corte es uno de los aspectos mejor representados. «Se brinda la posibilidad de ver reunidas las pinturas de Tiziano y Antonio Moro, además de las esculturas de Leone y Pompeo Leoni, quienes a mediados del siglo XVI fijaron un modelo que habría de mantenerse sin apenas cambios durante dos centurias», destacó Falomir.

Caricaturas

Junto a retratos idealizados (el pintor intenta resaltar las su-puestas virtudes estéticas y éticas de su cliente, que podía ser un potentado, pero también un sastre o un carnicero), junto a estos retratos, decíamos, surgen otros más festivos donde se caricaturiza o ridiculiza a determinados personajes.

«En el Renacimiento se democratiza el retrato. No es que estuviera al alcance de cualquiera, pero casi todas las capas sociales están representadas». Dentro de este capítulo de rostros más o menos desenfadados, el comisario llamó la atención sobre Muchacho sosteniendo un dibujo, de Giovanni Francesco Caroto.

También merecen ser citadas Margaret, la mujer del pintor, de Jan Van Eyck (procedente del Groeninge Museum de Brujas), el Retrato de hombre, de Antonello de Messina, del Museo Thyssen (Zugaza dio las gracias a este museo por su «generosidad»), el Retrato de mujer inspirado en Lucrecia, de Lorenzo Lotto (procedecente de la National Gallery de Londres), El artista con su maestro de esgrima, de Rafael, prestado por el Louvre, y Brigida Spinola Doria, de Pedro Pablo Rubens, fechada en 1606 y con el que se cierra la exposición.

El presidente del Patronato del Museo del Prado, Plácido Arango, aseguró que este acontecimiento supone un «hito» en la historia de la pinacoteca. Organizada por la Fundación Axa con la colaboración de la National Gallery de Londres, la muestra (en una versión diferente) se exhibirá en la pinacoteca londinense a partir del próximo otoño.