DOMICILIO. La casa donde fue hallado el cadáver se encuentra en pleno centro de Granada. / LA VOZ
ANDALUCÍA

La Policía investiga un extraño crimen ritual en Granada

El joven muerto estaba maniatado, con bolsas en la cabeza, dos rosarios entre las manos y había mantenido una relación sexual antes de morir

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La Policía de Granada investiga el extraño homicidio de un hombre hallado muerto en su casa en pleno centro de la ciudad. Las circunstancias en las que fue encontrado el cadáver descartan como hipótesis el suicidio. Por el momento, los investigadores no tienen certeza del móvil del crimen, pero éste cuenta con varios elementos rituales. La hipótesis que se investiga por el momento se centra en un homicidio. Por el momento, no hay detenidos, pero la ausencia de violencia física extrema, así como signos de lucha o robo en el domicilio de la víctima, centran las sospechas en algún conocido del fallecido.

La madre de la víctima encontró al hombre, de 34 años y estudiante de Geología en la Universidad de Granada, el pasado viernes por la tarde en su la cama, en su dormitorio. El cuerpo ya sin vida tenía tres bolsas tapándole la cabeza que estaban atadas al cuello con el lazo de un albornoz. No presentaba signos de violencia evidentes en el cuerpo, pero tenía maniatadas las manos a la espalda con varios lazos. Esto último descarta la hipótesis del suicidio. Alguien participó en la muerte. Además de estos datos, en el escenario del crimen se hallaron signos relacionados con lo que aparenta ser una muerte ritual.

Entre las manos, el cadáver tenía colocados dos rosarios de cuentas marrones. No ataban sus manos, sólo colgaban de ellas. Y en el pecho, junto al corazón pero sin llegar a alcanzarlo, una herida leve de arma blanca. Según los resultados de la autopsia, esta herida le hizo perder sangre, pero no fue la causa de la muerte. A lo sumo, lo debilitó. El fallecimiento, que según los cálculos de los forenses tuvo lugar entre las nueve y las once de la mañana del viernes, se produjo por la asfixia que le provocaron las bolsas. Según la información facilitada a este periódico, durante la inspección ocular realizada en el piso se hallaron dos elementos importantes para aclarar las circunstancias del crimen. En la cama donde fue hallado el cadáver había restos biológicos procedentes de una reciente relación sexual. Fluidos que serán analizados.

Y no sólo eso, en el suelo del dormitorio se encontró ropa con sangre. Estos factores dibujan una escena propia del ritual: alguien quien aún no ha sido identificado quitó la ropa al hombre después de que sufriese la puñalada en el pecho. También le colocó los citados rosarios en las manos. El orden en el que ocurrieron los hechos y el porqué, está todavía por aclarar. Las tendencias religiosas de la víctima quedaban en evidencia con un solo vistazo a su casa. Según las fuentes de la investigación consultadas por este periódico, lucía en casa imágenes religiosas y numerosos carteles con una serie de mensajes cristianos que ilustraban sobre valores humanos.

Algo que no aportaría nada a la investigación del crimen si no fuese por los rosarios que tenía colocados en las manos. Quienes conocen a la víctima, y así se lo refirieron a los agentes del grupo de Homicidios de la Policía Nacional que investigan el caso, lo definieron como una persona muy pulcra, ordenada y extremadamente reservada.

Esto último dificulta la investigación, debido a que se busca una persona de su entorno próximo como posible participante en el homicidio. Nadie ha aportado datos de con quién se relacionaba habitualmente. Tampoco se manifiesta que tuviese pareja conocida. El único dato que han aportado sus allegados es que solía chatear en un cibercafé cercano a su domicilio. En casa no tenía ordenador. Con la hipótesis de que pudiera haber realizado algún contacto a través de la red, la Policía investiga ahora los movimientos por internet de la víctima para intentar dar con la persona que estuvo en casa con ella el día de su muerte.