«Pasé de ser un niño enfermizo a curtirme en la aventura»
Conduce una doble expedición al Polo Norte en el programa 'Desafío Extremo' «Parece que nos jugamos la vida, pero la experiencia reduce los riesgos»
Actualizado:Jesús Calleja, alpinista y piloto leonés que ha hecho de la aventura una forma de vida, se ha abierto un hueco en la televisión a través de los documentales Desafío extremo de Cuatro, que siguen sus expediciones y su forma de contagiar su pasión por los retos en medio de la naturaleza. El programa sube hoy un peldaño más con una doble emisión que proseguirá la semana próxima centrada en el Polo Norte. Más allá de la aventura deportiva, estas dos entregas tienen apuntes de investigación. Acompañado por expertos, Calleja presencia el rápido deterioro del casquete polar, una situación que podría desembocar en veranos sin una pizca de hielo de aquí a siete años.
-Se han introducido en el ojo del huracán del cambio climático. ¿Qué han visto en el Polo Norte?
-He tenido la suerte de ir con Ramón Larramendi, uno de los especialistas mundiales en actividades árticas y polares. Él nos ha podido explicar cómo era el Polo Norte en épocas pasadas y contrastarlo con la situación de hoy, en que las grietas y derivas de las masas flotantes de los hielos son cada vez mayores. Un día experimentamos hasta 24 kilómetros de deriva estando parados. Por otro lado, se están produciendo cambios de temperatura muy contrastados. El cambio climático está afectando a las corrientes marinas y están llegando las más cálidas, de manera que aumenta más la temperatura y se derrite el hielo. Hemos entrado en un bucle imparable, hasta tal punto que los expertos que nos acompañan dicen que en siete años es posible que en el verano polar no haya ni una pizca de hielo.
-¿Qué más se verá en estos dos especiales?
-Hemos probado dos inventos. Ramón Larramendi ha diseñado unos trineos que se pueden convertir en catamarán o en una piragua muy larga para abordar la nueva situación en el Polo Norte, porque ahora las expediciones tienen que dar muchos rodeos para acercarse a la zona polar. Con este invento se podrá ir más en línea recta. Otra nueva creación es un traje estanco que colocas encima de la ropa y puedes atravesar los canales nadando y arrastrando el trineo.
-¿Cómo surgió el aventurero que lleva dentro?
-Desde que era pequeño enredaba mucho. Mis hermanos y yo íbamos mucho al campo y a pescar con mis padres. No como ahora, que los niños están con los videojuegos o las consolas. León es una zona montañosa y yo tiraba ya hacia la montaña como las cabras. Los rincones escondidos de las escaladas me apasionaban. Desde el primer céntimo que tenía me lo gastaba en viajes de aventura. Luego, yo era un niño enfermizo, cogía todas las enfermedades habidas y por haber y perdía incluso cursos de EGB porque estaba en la cama. Y desde muy chiquito me convencí de que sólo podía resolver el problema curtiéndome. La lucha por dejar atrás a ese niño enfermizo me hizo pelear y convencerme de que podía pelear y curtirme con nuevos retos.
-¿Se puede vivir de la aventura desde el punto de vista económico?
-Es muy complicado, porque la aventura requiere gastos enormes. Yo me he gastado todo el dinero de mi trabajo en las aventuras. También me costeaba expediciones trabajando como guía en viajes por Nepal y el Himalaya, y en cordilleras de América del Sur. Al final, como la apuesta era fuerte, vas teniendo un currículo y te van saliendo cada vez más patrocinadores. La carambola ha sido el programa de televisión. Y yo creo que el medio ha visto en mi una voluntad de comunicar lo que hago con pasión.
-¿Su vida tiene un ingrediente romántico?
-Sí, sobre todo, la intención de salir de la rutina cotidiana. Te expones mucho, pero a cambio adquieres una visión más amplia de la vida, porque conoces a civilizaciones que tienen culturas y pensamientos diferentes, con prioridades diferentes. Las nuestras pasan por tener dinero porque el banco te tiene agarrado con la hipoteca, mientras que para un tibetano la prioridad es tener más riqueza espiritual para tener una mejor vida en su próxima reencarnación. Ellos valoran más la vida familiar y hay un gran respeto a los niños. Aprendes mucho de lo que nosotros llamamos países del Tercer Mundo.
«Mejor sin jefes»
-Lleva usted su vida al límite.
-Da la sensación de que estamos locos o que nos jugamos la vida, pero yo creo que la experiencia que adquieres al vivir situaciones comprometidas evita que corras ciertos riesgos.
-Su buen amigo el alpinista Iñaki Ochoa murió en la montaña...
-Es verdad. Era un excelente montañero, y como persona aún mejor. ¿Qué pasó? Que era tan bueno que aquello que resulta extremo para nosotros él lo tenía superado. Necesitaba algo más en el Annapurna, una montaña sumamente peligrosa. Yo nunca asumiré ese riesgo, aunque siempre hay un peligro potencial.
-¿Por qué no se introdujo en el equipo de Al filo de lo imposible?
-Porque siempre me ha gustado organizarme mis expediciones, sin jefes. Doy importancia a esa libertad, contando con la gente de los lugares a los que voy.
-¿Qué le ha dado la televisión?
-Poder afrontar expediciones de alto presupuesto, pero también comunicar las cosas que hago. Muchos chicos me escriben ahora correos interesándose por la montaña. Hemos conseguido que algunos de los programas de Desafío... se hayan convertido en los más vistos de la cadena ese día, en un género tan difícil como es el documental.