«Hace falta fuerza para ser inocente»
El director de 'El sexto sentido', M. Night Shyamalan, retrata el Apocalipsis en 'El incidente'
Actualizado: GuardarRecaudar 1.300 millones de dólares con tres películas le convirtió en el director mejor pagado del mundo. También le concedió el privilegio de que su impronunciable nombre antecediera al título de sus películas. Manoj Night Shyamalan heredó de su idolatrado Hitchcock el título de maestro del suspense desde que hizo ver muertos al pequeño Haley Joel Osment en El sexto sentido. Después vinieron El protegido, Señales y El bosque, fábulas desasosegantes que, gracias a giros del guión, obligaban al espectador a replantearse lo que estaba viendo.
El incidente no juega a desbaratar la lógica narrativa. La nueva epopeya macabra del realizador -en los cines desde el próximo viernes- llega tras el fracaso de La joven del agua. Shyamalan viajaba por una frondosa campiña de Nueva Jersey cuando le invadió un momento de tortuosa inspiración. Un interrogante capital. ¿Qué sucedería si la Naturaleza se volviese un día contra nosotros? La pregunta encerraba automáticamente otra cuestión esencial: ¿Cómo sería este cataclismo? Con su particular visión enigmática y provocadora, Shyamalan comenzó a rumiar El incidente.
«Me apasionan los misterios que no tienen explicación, como un artículo científico que leí sobre la desaparición de las abejas en Estados Unidos», afirma el director. «Todo el mundo tiene una teoría al respecto: que si el cambio climático, que si un virus Pero, ¿por qué no reconocer que hay fuerzas que escapan a nuestro entendimiento?». La acción de El incidente arranca con lo que parece una epidemia de suicidios. La gente se arroja al vacío sin explicación. Un profesor de Ciencias (Mark Wahlberg) huye de Filadelfia junto a su familia. No encuentra más que pueblos desolados, con sus habitantes muertos en extrañas circunstancias.
El amor, la salvación
Shyamalan pretende dar un giro contemporáneo a los thrillers paranoicos de la Guerra Fría y cuestionar sin ambages el camino que está tomando la sociedad moderna. En su octavo largometraje elige la amenaza natural frente a otros apocalipsis humanos: terrorismo, virus bacteriológicos, producción nuclear Nos recuerda, una vez más, el carácter vulnerable del ser humano. La inocencia y el amor como únicas tablas de salvación. «Los indios americanos consideran que todo lo bueno está ligado a la Naturaleza. Si nos comportáramos de acuerdo a esa filosofía, todo nos iría mejor».
«La inocencia forma parte de mi personalidad. En contra de lo que se cree, hay que ser muy fuerte para interpretar determinados asuntos con candidez, como metáforas de lo que podría ocurrir si no ponemos remedio. Hace falta fuerza para ser inocente, porque en este mundo la positividad y la inocencia están despechadas».
Apasionado por el cómic
Nacido en Pondicherry, India, en 1970, Shyamalan creció en Filadelfia, donde sus padres, médicos de profesión, le matricularon en una escuela católica. Obsesionado por los cómics, La guerra de las galaxias y el cine de Steven Spielberg, rodó cuarenta cortometrajes antes de cumplir dieciocho años. Que le bautizaran Noche anticipó que sus películas se sumergieran en las tinieblas.
«Mis historias son una terapia. Escribo sobre lo que me molesta o lo que me interesa. El incidente no tiene un mensaje, sólo quería hacer un filme de serie B, el mejor que nunca se hubiera hecho, por eso contraté al mejor equipo». Por primera vez en su cine, la cinta ha recibido en Estados Unidos la clasificación Restricted (menores de 17 años acompañados). Shyamalan se negó a suavizar las escenas escabrosas. «Con la taquilla siempre vivo bajo presión, pero procuro no estar muy pendiente de ella, porque sólo puedo hacer las películas que siento».