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El Fathi analiza la mirada de Cervantes sobre la 'primera ley de extranjería'

Abderrhman El Fathi, reconocido investigador marroquí, poeta y profesor de la Universidad Abdelmalek Essaadi, demostró ayer, en las Jornadas de Cooperación Cultural que Diputación de Cádiz organiza en Tetuán, que las lecturas de El Quijote son inagotables, no sólo desde el punto de vista filológico, sino también histórico y social. El Fathi analizó el trato que Cervantes dispensa a los moriscos en su obra, recalcando la importancia de ese acercamiento abierto e «intelectual» a un asunto polémico en una época crítica, que vivía intensamente la resaca de su exclusión.

DANIEL PÉREZ
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El profesor marroquí , que definió la expulsión de la nación morisca en España como «la aplicación sumaria de la primera Ley de extranjería del país», citó diferentes pasajes del texto cervantino para «discernir» la posición de su autor con respecto a un tema, por entonces, políticamente muy comprometido.

Según El Fathi, si bien el novelista no podía manifestar opiniones abiertamente contrarias al trato discriminatorio contra los moriscos, es cierto que arroja una mirada tierna sobre los exiliados, muy lejos de la aplicación de los clichés paródicos que empleaban Tirso, Lope o Calderón.

Morisco exiliado

«El personaje de Ricote es quizá quien mejor expresa sus propios pensamientos -explicó el profesor-, ya que se perfila como un morisco exiliado que reconoce que ha tenido que volver a España por sentir una nostalgia irreprimible por su patria». Para El Fathi, esa postura es ya eminentemente avanzada: «A pesar de todo, Cervantes admite y, en cierta forma aprueba, que los expulsados sientan España como suya, lo cual es una visión muy abierta». Sin em-bargo, eso no es óbice para que en otras piezas como en el diálogo de los perros aparezcan algunos discursos más complacientes con el sentir general de la época, en los que se refieren a los musulmanes como ladrones y usureros.

El escritor marroquí pidió a la sociedad española que «recupere el componente morisco de su historia, ya que ése pueblo no fue sólo expulsado del país, sino también de la lengua, de la cultura, de la lengua, a pesar de que brindó un ejemplo de tolerancia y respeto» y recordó en voz alta el lamento de Ricote, «aplicable a lo que sintieron tantas y tantas personas»: «Donde quiera que estamos, lloramos por España, puesto que, al fin y al cabo, allí nacimos y esa es nuestra patria natural».