Sarah Jane Evans, con una copa de vino en la mano, ayer en Vinoble 2008. / CRISTÓBAL
Sociedad

«El vino de Jerez es demasiado barato para la calidad que tiene»

«Muchos piensan que si una botella cuesta poco es porque no es buena» «Este sector necesita a nivel mundial una cita como la de Vinoble»

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Esta reconocida periodista británica es la especialista en vinos y gastronomía de la BBC, la televisión pública británica, la más prestigiosa de todo el mundo. Hace apenas dos años, esta mujer logró el título Master of Wine gracias a un estudio sobre los almacenistas de Jerez. Fue tras superar un examen con un elevado nivel de exigencia. No en vano, se trata de un reconocimiento que sólo poseen actualmente 257 personas en todo el planeta. Sarah Jane Evans, considerada la gran experta mundial del jerez, no ha querido perderse tampoco esta edición de Vinoble para seguir disfrutando del placer del descubrimiento. También tuvo tiempo para conversar con LA VOZ sobre los caldos de aquí y diferentes asuntos relacionados con los mismos. No tiene pelos en la lengua.



-¿Qué le parece Vinoble?

-Un gran lugar. Un encuentro magnífico. El mundo del vino necesita una cita como ésta, algo global como Vinoble.

-¿Es la primera vez que asiste?

-Ya estuve en una edición anterior, hace dos años.

-Y es una gran conocedora de esta tierra.

-La verdad es que sí, bastante. La primera vez que vine tenía 18 años. También escribí una tesis sobre los almacenistas de Jerez, y he vuelto en varias ocasiones.

-¿Qué opina de los caldos de aquí?

-Son únicos, excelentes.

- ¿Por qué?

-Por su sabor, su aroma... Son muchos los aspectos que los hacen únicos. Nadie hace unos vinos como los de aquí, de eso no cabe la más mínima duda. Particularmente, me interesan las diferencias entre el fino y la manzanilla. Y los vinagres de Jerez, que son magníficos.

-¿Cree que tienen la posición que merecen en el mercado?

-No. Es una lástima que los vinos de Jerez hayan perdido su posición en el mercado.

-¿A qué cree que se ha debido?

-La gente en el mundo, al menos en los mercados que mejor conozco, como el británico, busca sabores frescos y afrutados, y el jerez y la manzanilla, por ejemplo, son de paladar difícil. Aunque personalmente puedo decir que por suerte he aprendido a disfrutar de ellos, pero es algo que a mu-chos les cuesta.

-¿Y qué habría que hacer para conseguir esa mayor penetración en los mercados a los que hace referencia?

-Ya se están haciendo cosas, y muy interesantes. En todas las partes del mundo hay amigos del jerez que los divulgan en multitud de sitios. También hay profesores homologados. El trabajo del Consejo Regulador en este sentido está siendo bárbaro. Pero, como muchas otras cuestiones, se necesita dinero, promoción y gente joven. Es fundamental la labor divulgativa, y ahí los periodistas también podemos jugar un papel importante.

-¿Gente joven?

-Sí. El vino de Jerez ha sido tradicionalmente, quizá por lo que comentaba antes, para gente ma-yor, y el de los jóvenes es un mercado emergente importantísimo.

-Uno de los grandes objetivos actuales es demostrar que los caldos de aquí son perfectamente válidos para las mesas, para casarlos con las comidas. ¿Qué opina al respecto?

-Que es totalmente cierto. De siempre se les ha considerado vinos de aperitivo, pero son ideales también para acompañar con sopas, entrantes, pescados, fritos, carne...

-¿Cuáles son los que más penetración han logrado en el mercado británico?

-Allí llegan, sobre todo, los amontillados y los olorosos. Pero, como sucede con el resto, es importante la temperatura y botellas nuevas, porque, si no, se pierde frescor.

-¿Tan importate es la imagen?

-No es lo que más, pero sí es importante. Hay bodegas que lo han hecho bien en este campo. Hay vinos de edad que tienen una imagen buena.

-¿Y qué dice del precio?

-Lo tengo clarísimo: el vino de Jerez sigue siendo demasiado barato para la calidad que tiene.

-¿Eso es malo?

-Los mejores vinos, y los de aquí están entre ellos, no pueden costar tan poco, porque eso perjudica más que beneficia.

-Deduzco que vuelve a referirse al asunto de la importancia de la imagen y de la calidad.

-Así es. Lo bueno no puede ser barato. Puedo ponerle el ejemplo de los ingleses. Allí no se concibe eso para nada. El consumidor asocia inmediatamente el precio con la calidad, y, aunque no sea así en este caso, piensa que si una botella cuesta poco dinero tiene que ser porque no tiene demasiada calidad.