Complemento Circunstancial | Que relucen más que el sol
Desde que no se celebra en jueves, no reluce más que el sol, es cierto. Pero de ahí a la tromba de agua que el domingo esperó a la procesión del Corpus hay un largo trecho. Y miren que les tengo dicho que no pongan sillas, que basta con poner sillas para que aparezca la nube de turno y se acabe el invento.
Actualizado:Ni alfombra de flores -a las once, abnegados operarios tapaban los restos del naufragio con romero, esa especie protegida que por lo visto se paga a precio de oro- ni un sitio donde sentarse -complemento indispensable del conjuntito veraniego fue la bayeta con que en la calle Nueva los de siempre adecentaban la silla- ni orden ni concierto -las bandas de música fueron las primeras en abandonar el barco-. Esta vez pudieron más las ganas que las predicciones y sin pensar en el patrimonio -por lo visto el patrimonio duele más en marzo- la comitiva se plantó en una calle con menos público que otros años -la fiesta va en declive- que se lanzaba mensajes contradictorios «la Custodia no sale», «la patrona se ha quedado en San Agustín», «ahora cogen por Cristóbal Colón».
La calle era una fiesta cuando empezó el desfile de los espaldas mojadas, que con toda la dignidad -ya he dicho en otras ocasiones qué es la dignidad- paseaban el terno oscuro y la varilla sin saber muy bien a quién o a qué acompañaban, roto el orden de la procesión por un auténtico chaparrón que sin embargo no restó público al esperpento. Una silla es una silla.
Deslucido el Corpus de este año. Nada que ver con la celebración de antaño. Pero no se preocupen. Para los más jartibles, la cita está mañana en San Antonio. Que a falta de pan, buenos son Corpus Chiquitos.