El amigo de Gehry
El cineasta se quedó «sin respiración» la primera vez que avistó el Guggenheim e hizo un filme sobre su arquitecto
Actualizado: GuardarSidney Pollack llegó a Bilbao tres días antes de la inauguración del Guggenheim, el 19 de octubre de 1997, como invitado de su amigo Frank Gehry, residente como él en el área de Los Ángeles. Según comentó a este periódico, cuando vio el perfil del edificio desde la calle Iparragirre, se quedó «sin respiración». «No soy un especialista en arte o en arquitectura. Pero no se necesita ir a la universidad para apreciar esto: lo único que se necesita aquí son ojos. Lo siento, tengo ciertos problemas para controlar mi entusiasmo», añadía. En los tres días que siguieron a esa primera vista, no salió del Guggenheim excepto para cambiarse, comer y dormir en el hotel.
Pollack llegó a Bilbao como parte de las estrellas que dieron glamour a la inauguración del museo, entre las que se encontraban Dennis Hopper, cuya casa lleva la firma de Gehry, Bianca Jagger y Jennifer Jones. El director de cine aprovechó el tiempo, no tanto para acudir a las fiestas como para fotografiar los numerosos ángulos del inmueble diseñado por su amigo.
Sentimientos en 3-D
Pollack había filmado en el Guggenheim de Nueva York -la famosa elipse de Frank Lloyd Wright- una secuencia de Los tres días del cóndor, película de espionaje estrenada en 1975 y con Robert Redford y Faye Dunaway como protagonistas. Pero cuando vio las fotografías sacadas en Bilbao, supo que el museo merecía algo de mayor extensión, lo mismo que su arquitecto y amigo. Gracias a ese entusiasmo empezó a rodar un documental -el primero de su extensa carrera- con la compañía de su cámara digital.
Apuntes de Frank Gehry sigue el rastro del canadiense por las ciudades en las que ha dejado su huellas, como Praga, Basilea y París. También por Bilbao, donde estuvo rodando en los años 2000, 2001, 2005 y finalmente en 2006 para presentar el filme. En él, Frank Gehry le dice en un despacho de su casa de Santa Mónica .
-Todo se ha hecho antes. Lo único que cambia es la tecnología.
-Entiendo lo que dices. Pero no he visto nada como lo de Bilbao. ¿De dónde sale?, le pregunta Pollack.
-Es un producto de una evolución. Estaba buscando un modo de expresar sentimientos mediante objetos tridimensionales.
Al terminar esta frase, Pollack enfoca a las manos del arquitecto, que hacen una figura -tridimensional- con un papel.