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Somos Doscientos Mil | Uy que se rompe...

Entre los proverbios tradicionales españoles, hay uno que literalmente dice aquello de que: «para este viaje no hacían falta esas alforjas». El mismo, que pueden haber oído con variadas acepciones, en definitiva lo que intenta es dar a entender que nos hallamos ante un asunto que carece de la importancia inicialmente prevista, y que podía haberse arreglado con mayor simpleza. Hay miles de situaciones en las que utilizar tal proverbio viene como anillo al dedo, pero quizás el campo en el que se puede usar con mayor soltura sea el de la política, pues si algo gusta a quienes a tal arte se dedican, precisamente es vendernos algo como si fuera la gran maravilla mundial, aunque por norma, suele quedar en nada.

ILDEFONSO CÁCERES
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El último de tales episodios se acaba de vivir en nuestra ciudad cuando el Excelentísimo Ayuntamiento ha decidido cerrar definitivamente al tráfico rodado las calles Larga, Consistorio y Plaza del Arenal, excepto a vehículos de servicios públicos municipales, sanitarios y de seguridad. Recordarán que, desde hace ya varios años, tales calles estaban peatonalizadas y su tráfico se limitaba de forma exclusiva a tareas de carga y descarga. Esta pasada semana, mediante un Bando Municipal, nuestra Alcaldesa puso como fecha al cierre el pasado día 21, alegando para ello «razones de seguridad, movilidad y fluidez de la circulación, así como preservar el pavimento de las vías públicas peatonales».

Si la memoria se atrasa un par de años, recordaremos como en julio de 2006, el entonces Concejal de Urbanismo, Pedro Pacheco, acordó con los comerciantes reformar la calle Larga una vez pasara la feria de 2007. El motivo de la demora no era otro más que la no aprobación del famoso crédito de 65 millones de Euros que demandaba la antigua Gerencia Municipal de Urbanismo. En aquel entonces, Pacheco desdeñó las criticas por el mal estado de las antiguas lozas de pizarra que databan de 1995, «pues nadie podía imaginar», dijo este hombre, «el desgaste de los materiales por el intenso tránsito humano, así como por el deterioro que provocan los vehículos pesados de carga y descarga». Fue la famosa tontería de que nos hallábamos en presencia de la calle más transitada de toda Europa, pero aquello, como digo, aunque reciente, ya es historia local.

Finalmente, tras el desencuentro político de 27 de marzo de 2007, antes de acceder a la alcaldía por mayoría absoluta -lo que no ocurriría hasta las elecciones locales del 27 de mayo-, Doña Pilar dio órdenes de iniciar los trabajos de la calle más emblemática de Jerez, que dieron comienzo en abril de ese año bajo la batuta de la Delegación Municipal de Viviendas e Infraestructura. Doña Pilar vendió la moto diciéndonos que, entre otras maravillas, se realizaría la sustitución de la solería actual por otra formada por losas de granito gris y gris oscuro, de 40 por 40 centímetros, con un grosor de 8 centímetros, lo que garantizaría la solidez del nuevo pavimento, «capaz de soportar la circulación de camiones de distribución a los establecimientos ubicados en la arteria principal de la ciudad».

Siete meses después, a finales de noviembre, concluyeron tales trabajos y, ante los comerciantes del centro, un exultante Antonio Fernández, a la sazón Delegado de Viviendas e Infraestructura, declaraba que «no importa lo que nos hemos gastado, porque ha merecido la pena. La calle Larga ha quedado maravillosa se ha sustituido la solería actual por otra, que permitirá el acceso de camiones de distribución a los establecimientos ubicados en calle Larga».Y ahora, sólo seis meses después, resulta que ya no pueden entrar los camiones a la calle. Se ha visto conveniente su cierre al tráfico rodado para evitar el deterioro del pavimento.

Comprendan pues que a este cronista le asalten muchas dudas y una gran pregunta: ¿quién nos engaña? ¿Nos engañó el Ayuntamiento anunciando una solería que no resiste lo prometido?; ¿nos engañó la constructora instalando un material de calidad inferior al anunciado? Hay miles de ciudades por cuyas calles peatonales transitan vehículos en labores de carga y descarga. Desde la Plaza Mayor de Madrid, pasando por la no menos grandiosa Plaza de Salamanca, cuyos pavimentos resisten impertérritos el transito diario. La calle Larga vuelve a demostrar lo quebradiza que la misma es. Posiblemente en nuestra ciudad haya que hacer bueno el proverbio y preguntarse: ¿hacían falta alforjas para este viaje?...