Al menos ocho muertos tras la réplica más grave del terremoto que asoló el suroeste de China

Los supervivientes del terremoto que el pasado 12 de mayo sacudió China no consiguen descansar. Ayer, al menos ocho personas murieron y mil resultaron heridas como consecuencia del seísmo de 6,4 grados de magnitud que sacudió varias zonas del suroeste y el noroeste del país, la réplica más grave del trágico movimiento telúrico, según ha informado la agencia oficial Xinhua.

Cuatro personas murieron y veinte resultaron heridas en la ciudad de Hanzhong, en la provincia de Shaanxi (noroeste), según ha informado hoy el alcalde de la localidad, Hu Runze. La mayoría de las víctimas se encontraban en un arrozal en el condado de Xixiang en el momento del temblor.

Otras dos personas murieron en la provincia de Sichuán (suroeste) y una séptima falleció en el municipio de Chongqing. Aparte, otra persona pereció y 109 resultaron heridas, quince de gravedad, en la ciudad de Longnan (provincia de Gansu, noroeste) a causa de un derrumbamiento de rocas.

Peligro de inundaciones

Además de las réplicas, otro de los peligros que se ciernen sobre la población china tras el paso del terremoto, que ha dejado 65.080 muertos, 360.058 heridos y 23.150 desaparecidos, es el peligro de inundación por la formación de lagos. Para prevenir un nuevo desastre en el condado de Beichuan, cerca de 1.800 policías y soldados chinos, portando diez kilos de dinamita cada uno, llegarán hoy al lago Tangjiashan.

El rápido incremento del nivel de agua del lago, en estos momentos en 723 metros y sólo a 29 del límite, ha obligado este tipo de medida. El lago contiene más de 128 millones de metros cúbicos de agua y podría generar una terrible inundación si sus vallas protectoras se vienen abajo.

Además, los riesgos aumentan con los fuertes vientos y tormentas eléctricas en la provincia de Sichuan, donde las autoridades temen ya que la cifra de muertos por el terremoto alcance los 80.000.