Silbó algún «eurofan herido en su orgullo»
Estadio Arena de Belgrado. 22:30 horas. 12.000 eurofans fruncen el ceño y millones de ojos enfocan a la pequeña pantalla. Llegó el momento del Chiki Chiki. ¿Momento o esperpento? Bueno, según la óptica con la que se mire. Ahí están los puristas para rebatir cualquier dislate del llamado festival de la canción por excelencia.
Actualizado:Los ensayos generales ya habían dado el aviso. Chikilicuatre habla y no canta, se atraganta, engulle palabras enteras, pierde el paso y no se queda sin tupé porque el pegamento no es de barra. En fin, se veía venir. Otra cosa es que los televidentes europeos no estuvieran advertidos. Por fortuna, los españoles sí.
«La actuación ha sido correcta, me he comido el escenario. Sólo faltó que una bola que me subiera a los altares» , decía con sorna Rodolfo, no vaya a ser que le caiga algún palito más de la cuenta. ¿Y los silbidos? «Algún eurofan herido en su orgullo», arremetió. Con todo, el argentino de pega lo tenía claro. «Es un resultado digno».
Estaba escrito desde el pasado 8 de marzo. La noche de autos. Aquel Salvemos Eurovisión en el que el sentido del ridículo quedó al descubierto con ese «dibujo animado, personaje de tebeo, terremoto televisivo, representante de la España zapateril» -le han dicho de todo- llamado Rodolfo Chikilicuatre.
El primaveral día en Belgrado comenzó soleado y se fue nublando, como la estrella del Chiki Chiki. No hay razones de peso para pensar por qué. ¿Si a los eurofans españoles les había convencido, ahí están los 109.000 apoyos, por qué el «perreo perreo» no iba partir la mandíbula de los europeos? Y no vale eso de que son más fríos. ¿No! Ni que la gracia la tienen donde la espalda pierde su nombre. ¿Tampoco! Entonces, habrá que sentenciar eso de que Spain is diferent. Simple y llanamente.
Conocedor de lo previsible, Chikilicuatre ya avisó por la mañana lo que se le venía encima. «Me veo que no me veo. Con que salga normal, ya no bien, normal, me vale. Porque lo importante es participar, ¿no?», justificó. «Eso sí, pase lo que pase estáis advertidos: no quiero explotar mi sex-apel para ganar apoyos porque no quiero jugar sucio».