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Balas

TVE 1 le ha puesto a Lorena Berdún un programa de entrevistas de autor que se llama Balas de plata. Berdún es una comunicadora eficiente, bella y expresiva, pero creo que Balas de plata está demasiado subordinado a la personalidad de su presentadora. Eso hace que sus entrevistas resulten una extraordinaria exhibición de simpatía sin el menor interés objetivo.

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Un buen ejemplo fue la de esta semana a José Antonio Durán i Lleida, el líder de Unió Democratica de Catalunya. Lorena, haciendo amigos, empezó preguntándole por qué le llamaban Juan Español Español. Creo poder asegurar que las radiaciones emitidas en ese momento por el paleocórtex del entrevistado traspasaron la atmósfera. Hace falta tener poco tacto. Bromearle a un nacionalista catalán con la cosa de la españolidad es como decirle a un musulmán que ata los perros con longanizas, dicho sea con todo respeto para los musulmanes, los catalanes, las longanizas, los perros y los españoles.

El gesto de incomodidad de Durán i Lleida fue tan notorio que temí por un momento que se levantara. No lo hizo porque su profesión consiste en tragar sapos y regurgitarlos convertidos en palomas. Confieso que en ese momento admiré a Lorena. Sí, señor, así se empieza una entrevista, descolocando a la pieza para luego devorarla mejor. Pero no, no: allí nadie devoró nada. No había sido una táctica de Lorena, sino tan sólo un penoso resbalón. Después de la metedura de pata, la Berdún navegó hacia el vulgar reproche de los vinitos de compadre que se toman los diputados. Y aún después, la conversación giró hacia la espectacular colección de corbatas de Durán, de la que se dice que supera en número y valor a la colección de zapatos de Imelda Marcos.

Ya llevábamos un cuarto de hora de charla -o eso me pareció- y, sinceramente, este servidor no aguantó más: cambié de canal. Para charlas insustanciales, prefiero las que adornan las telecomedias españolas. Balas de plata es el tipo de programa donde lo importante no es quién aparece, sino quién lo presenta. Los fans de Lorena Berdún seguro que lo disfrutan. Pero a los demás, estas exhibiciones nos dejan tan fríos como un invierno en Soria.