Los conservadores regresan a las urnas
Los laboristas más versados recuerdan estos días el caso de Harry Truman, presidente demócrata de Estados Unidos, quien, en 1948, a pesar de ser presentado como un líder ya caído, logró la victoria más inesperada frente al republicano Thomas Dewey.
Actualizado: GuardarEs una forma de ignorar precedentes domésticos más dolorosos para su partido. Es decir, el caso de John Major, el líder conservador que sustituyó a Margaret Thatcher en noviembre de 1990 y, dieciséis meses después, ganó las elecciones generales frente al laborista, Neil Kinnock.
Major no era personalmente impopular, pero era retratado como un hombre gris, un gestor sin carisma. Y tenía, a diferencia del laborismo, un partido agriamente dividido por la conspiración que derribó a Thatcher y que cristalizó en un extraordinario encono sobre la cuestión europea.
Pero ganó las elecciones de 1992 con más votos que ningún otro líder en la historia de Reino Unido. Más que Thatcher y más que Tony Blair, ambos celebrados como grandes paladines y acreditados con apabullantes victorias: la de la 'dama de hierro', en 1983, las de Blair, en los años 1997 y 2001.
El Gobierno actual es el que menos votos ha cosechado en la época reciente. Blair logró en 2005 5,5 millones menos que Major en 1992, pero una mayoría más holgada. Un factor fundamental es el descenso en la participación, quince puntos porcentuales menos en trece años.
La participación en la elección de Crewe y Nantwich fue alta en comparación con otros comicios celebrados en mitad de un mandato y para sustituir un diputado fallecido. Pero tanto conservadores como laboristas señalaron que votantes 'tories' que se han abstenido en los últimos años acudieron esta vez a las urnas.
El rechazo a Brown y la apariencia de viabilidad de un Gobierno de Cameron ha movilizado a los electores conservadores abstencionistas en el tiempo de Blair. Los laboristas sueñan todavía con Truman o Major porque en Crewe lograron un voto del 30%. Pero ahora es su electorado tradicional el que siente pereza de acudir a la cita con las urnas.