Basura mediática
La falta de pudor que tienen algunos puede llegar a alcanzar límites insospechados. Quien no crea que la cosa sea para tanto, que juzgue por él mismo dedicando no más de cinco minutos a uno de los programas-bodrio que incomprensiblemente se mantienen en la programación televisiva. Cuando en uno de mis zappings me topé con El juego de tu vida, no podía dar crédito a lo que estaban viendo mis ojos.
Actualizado:Se trata de un concurso en el que gana el que más trapos sucios confiese sobre su vida íntima, mientras es sometido al polígrafo, esa máquina omnipresente de credibilidad más que discutible, al menos en televisión, que se supone tiene la misión de verificar su testimonio. El programita tiene varios niveles, que van parejos con una mayor ganancia monetaria, pero también con un grado creciente de impudicia y morbosidad en las confesiones.
La presentadora, que no me explico cómo se ha prestado a este circo, empieza por preguntas en teoría más suaves relacionadas con la higiene personal, del tipo ¿te duchas todos los días?, para ir pasando a otras sentimentales o sexuales como si has engañado a tu pareja con un amigo de tu mismo sexo, o si has agujereado un preservativo para quedarte embarazada.
Hay preguntas muy concretas relacionadas con la profesión que desarrolla uno o con sus hábitos más secretos, por lo que previamente el guión ha de ser facilitado por alguien de tu entorno más cercano. Lo que comienza siendo un juego divertido, acaba con caras largas y el enfado de los acompañantes del participante. No creo que haya dinero suficiente para pagar tal despropósito, a no ser que todos estén en el ajo y nos vendan como espontáneo algo minuciosamente orquestado.