La zona devastada por el 'Nargis' vota en referéndum en medio de una crisis alimentaria y el riesgo de hambruna
El régimen aparca su compromiso de agilizar los trámites para facilitar la llegada de ayuda y se hace ver en las calles para impedir actos de protesta durante la votación
RANGÚNActualizado:La región del sur de Birmania arrasada por el ciclón ya sufre una crisis alimentaria que puede extenderse al resto del país y la población afronta las amenazas de la desnutrición y la hambruna a menos que reciba comida de forma inmediata. Algo secundario para el régimen birmano, hoy más preocupado en tomar las calles para impedir actos de protesta durante la votación del proyecto constitucional. Dos semanas después del plebiscito en la mitad norte de Birmania que quedó a salvo de la catástrofe, el referéndum se ha celebrado, sin incidentes, en Rangún y otros 48 municipios de las zonas afectadas por el ciclón 'Nargis'.
La representación en Rangún de Acción Contra el Hambre (ACF), una de las pocas agencias internacionales de ayuda humanitaria que tienen permiso del régimen para trabajar sobre el terreno en Birmania ha denunciado que tres semanas después de que la tormenta tropical arrasara el delta del río Irrawaddy, el difícil acceso, la enorme destrucción y la lentitud en la respuesta a la emergencia de las autoridades y el bloqueo de la gran cantidad de ayuda exterior han llevado a que pueblos enteros todavía no hayan recibido alimentos.
Con dos millones y medio de damnificados, según datos de Naciones Unidas, una crisis nutricional podría elevar el saldo mortal de la catástrofe muy por encima de los casi 78.000 fallecidos que admite el Gobierno birmano.
Arrasada la despensa arrocera del país
ACF no tiene constancia de brotes de cólera, dengue o malaria en las zonas donde opera en el delta, pero ha registrado los primeros casos de diarrea severa, que suele ser la antesala de epidemias de las enfermedades víricas asociadas al agua estancada. Además, cada vez es más elevado el riesgo de que en los próximos meses la crisis alimentaria se extienda a la mitad norte del país, que hasta ahora se abastecía del cereal y otros alimentos del delta del río Irrawaddy, la región más fértil de Birmania y antaño la mayor productora de arroz de todo el sudeste asiático.
Un día después de que la Junta Militar se comprometiera ante el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki Moon, a permitir la entrada de todos los cooperantes extranjeros, las organizaciones humanitarias siguen obligadas a pedir permiso para llevar a cabo cualquier proyecto. También están obligadas a entregar un itinerario detallado del trayecto cada vez que quieren viajar fuera de Rangún, que en ocasiones es denegado por "razones de seguridad" o finalmente aprobado tras días o semanas de demora.
La agilización de los trámites para facilitar la llegada de ayuda es hoy algo secundario para la Junta Militar, más preocupada por que las fuerzas de seguridad se hicieran presentes en las calles de Rangún para impedir actos de protesta durante la votación del referéndum constitucional.
El régimen ignora la crisis y se centra en el referéndum
Desde primera horas de la mañana, miles de policías y soldados han custodiado prácticamente cada esquina de la antigua capital, donde ha tenido lugar la mayor movilización de tropas desde las marchas a favor de la democracia del pasado septiembre.
Armados con porras, escudos y gas lacrimógeno, los agentes antidisturbios han vigilado en especial aquellos lugares donde monjes, estudiantes u otros activistas pudieran organizar pequeñas manifestaciones de rechazo al régimen.
Decenas de camiones militares han rodeado las pagodas de Shwedagon y Sule, ambas situadas en el centro de Rangún. Hace ocho meses, allí fue donde las fuerzas de seguridad birmanas sofocaron a golpes y disparos las protestas encabezadas por los religiosos.
En las últimas 24 horas, el servicio telefónico funciona sólo a ratos y el acceso a Internet se ha ralentizado con el objetivo de vigilar todavía más las comunicaciones de los disidentes políticos. Otros lugares con masiva presencia policial han sido las sedes del principal partido opositor, la Liga Nacional por la Democracia (LND), y la residencia de su líder, la Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, que ayer depositó su voto en su casa de Rangún en la que cumple arresto domiciliario desde junio de 2003.
Votación en medio de la tragedia
Los habitantes de Rangún y de otros 48 municipios de las zonas afectadas por el ciclón 'Nargis' han votado hoy el proyecto constitucional de la Junta Militar, dos semanas después de que el plebiscito se celebrara en la mitad norte de Birmania, que quedó a salvo de la catástrofe. Cerca de 5 millones de birmanos estaban llamados a las urnas en lo que se considera un mero trámite para institucionalizar el actual régimen militar.
El régimen ha mantenido vigente la prohibición de viajar al delta hasta el cierre de los colegios electorales, mientras la prensa, radio y televisión oficiales han evitado mencionar la crisis humanitaria que la falta de ayuda ha provocado en la región, despensa arrocera del país.
El borrador constitucional fue aprobado en la primera fase del referéndum por el 92,4% de los votos validos emitidos, según anunció la Junta Militar el pasado 15 de mayo. La oposición denuncia que estos resultados fueron manipulados por el régimen birmano, cuyas fuerzas de seguridad desde hace semanas intimidan o detienen a todas las personas que se pronuncian públicamente en contra de la Constitución. Hoy, los disidentes han vuelto a alzar la voz contra la manipulación del régimen.