Paolo Sorentino dibuja en Cannes un cruel retrato de Andreotti con 'Il divo'
Debuta en la dirección el estadounidense Charlie Kaufman con 'Synecdoche, New York', mezcla de realidad y sueño
Actualizado: GuardarEl Festival de Cannes da sus últimos coletazos antes de que este domingo se conozca el palmarés de esta 61 edición. En la penúltima jornada de competición se dieron la mano dos películas, la italiana Il divo y la estadounidense Synecdoche, New York, que tienen en común su aproximación a la realidad desde ópticas no convencionales.
Il divo, dirigida por Paolo Sorrentino (Las consecuencias del amor), propone una visión sarcástica de la figura de Guilio Andreotti (al que el actor Toni Servillo le caricaturiza perfectamente), el líder de la Democracia Cristiana italiana durante décadas, 25 veces ministro, 7 veces presidente del Consejo, que en los años 90 fue juzgado por corrupción (sin llegar a ser condenado) y del que se insinuó persistentemente que tenía algo que ver con el asesinato de Aldo Moro. Paolo Sorrentino es cruel con el personaje, ridiculizándolo hasta el ex-tremo, para mostrar sus relaciones con los poderosos, la Iglesia y la mafia. La película resulta demasiado confusa para un espectador no italiano por la excesiva cantidad de información que suministra, sin dar tiempo a asimilarla. Tampoco la realización de Sorrentino ayuda a la comprensión de la situación, muy influenciada por los videoclips, que salta sin pausa de un momento a otro, a ritmo vertiginoso.
Sinuoso e implacable
El personaje se muestra como sinuoso, devoto católico y políticamente implacable con sus enemigos («Cuando se preguntó a Jesucristo, en los Evangelios, qué era la verdad, el no respondió nunca», una frase de Andreotti citada en la película), permanente seguidor de Alcide De Gasperi (el fundador de la Democracia Cristiana tras la II Guerra Mundial), cuyos libros Andreotti lee permanentemente, motor de una serie de personajes-marioneta a los que Sorrentino admira y detesta a un tiempo. La película constituye un eficaz retrato de varias décadas de política italiana, con el Vaticano, la logia P2, la mafia y los demás políticos de la D.C: siempre bailando a su alrededor.
«Andreotti es para mi un personaje fascinante, por su complejidad psicológica y por haber detentado el poder durante décadas», afirmó Paolo Sorrentino, para quién la mayor complicación del filme «ha estado en mostrar la realidad a través de un medio como es el cine, necesitado de su propio lenguaje». Toni Servillo, que clava todos los tics del personaje, tanto físicos (sus orejas) o psicológicos, con su tono ve voz y su forma de hablar, aseguró que «la dificultad de interpretar a un personaje real era evidente. Le estudié a fondo, vi sus grabaciones, escuché sus discursos, me metí en su vida y después traté de interpretarle con un efecto de distancia». La película, que provocó sonoras carcajadas en algunos momentos, fue aplaudida correctamente y, tras la proyección, muchos periodistas extranjeros corrieron a pedir a sus colegas italianos que les contasen más sobre el personaje.
Realidad y ficción
Conocíamos a Charlie Kaufman como el originalísimo guionista de Cómo ser John Malkovich, Adaptacion. El ladrón de orquídeas y ¿Olvídate de mí!. El Festival de Cannes ha presentado su debut como director, Synecdoche, New York, con Philip Seymour Hoffman, Samantha Morton, Emily Wiest y Jennifer Jason Leigh en los principales personajes.
La película sigue a un director de teatro neoyorquino al que le empiezan a suceder cosas inquietantes. El tiempo pasa sin que se perciba de ello y pronto no sabe si su vida es la que le corresponde o todo forma parte de una de las gigantescas obras de teatro que dirige. El film no muestra nada nuevo a quienes conozcan el trabajo del Kaufman guionista, con los límites entre realidad y ficción excesivamente difusos.
Es una película compleja, en la que el espectador tiene que poner mucho en cada momento para seguir al personaje protagonista, un convincente Phillip Seymour Hoffmann. El filme obtuvo unos pocos aplausos y bastante indiferencia. Kaufman, que es también guionista del filme y coproductor junto a su amigo Spike Jonze, reconoció que escribe «sin un objetivo concreto. Cuando encuentro un tema que me interesa trato de desarrollarlo sin saber que rumbo va a tomar y dejándome llevar por él». «Me interesan lo sueños. Mi película no es un sueño, pero sí que posee una cierta lógica onírica», añadió.