MEMORIAS DE LA FRONTERA

Pay Pay contra Chikilicuatre

Como aves anunciadoras de primavera, llegan al Pay Pay los cantautores. El café teatro que vino a suceder, bajo el mismo nombre, a la legendaria sala de fiestas sustituye los cuplés picantes por nuevas coplas que lo mismo nos hablan de grandes pasiones que de asuntos cotidianos, de amores diminutos o de amores eternos. Son gritos del silencio en plena era de los top-manta que en el concurso anual de este viejo cabaret encuentran, salvo excepciones, un público cómplice y a menudo silencioso.

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Este año, el certamen alcance su séptima edición y la final tendrá lugar el próximo sábado día 31. Tanto hoy como ma-ñana o el viernes 30, volverán a subir a la tarima del garito cuatro aspirantes a los premios de este año: 600 euros para el primero, 450 el segundo, 300 el tercero y un accésit de 180, así como una metopa de Ortiz Ventura para todos los finalistas. Eso sí, los cuatro concursantes que lleguen a la final serán incluidos en la programación del Festival de Música Española que organiza la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía.

Para la ocasión, los organizadores han llevado a cabo una preselección, lo que los veteranos del lugar agradecen a fin de que los trasnoches no terminen convirtiéndose en insomnio. O, como ocurriera en más de una ocasión donde reinó la manga ancha, en pesadillas. Hoy, le tocará el turno a dos gaditanos, David García Alba -empeñado en sacarle sonido a su público sólo por verle feliz- y Verónica Díaz, una de las voces más potentes del mundo que está preparando su primer disco. Junto a ellos, el murciano Reinaldo y la granadina Patricia Fernández. Mañana, se enfrentarán a la Eurovisión del Chikilicuatre y otros forajidos musicales una resistencia melódica compuesta por la jerezana Neus, la zaragozana María José Hernández, el sevillano Nacho He-rrera y el gaditano Paco Medina, otro de los habituales del local.

El viernes 2, abrió fuego la gaditana Susana Castillo, el jerezano Víctor Ma-nuel García y Albert Palau, de Lleida. 24 horas más tarde, volverían al lugar del crimen el madrileño Luis Egea, los sevillanos Rubén Márquez y Luis Miguel Azogil y la impresionante Anabella Zoch, que dejó sobre el cortinaje rojo el eco de su voz profunda cantando «tu cuerpo es como el río/ que fluye entre las piedras/ como la correntada/ que no me deja avanza», entre otras nostalgias de su Argentina. A otro compatriota suyo, David de Gregorio -que vive en Murcia y que ganó Cantigas de Mayo en 2005-, le tocó cantar el viernes 9 junto a dos gaditanos, Kino Maján y Manolo Sevilla y el sevillano Luis Losada, en vísperas de que lo hicieran el madrileño Pablo Ager, a Kinde de Cuba, a las barcelonesas Permiso de la Dama y a otro gaditano, Miguel Rodríguez.

La cantautoría de la ciudad bascula entre el estilo Serrat, el de Sabina, el de Silvio, el de los carnavales y el personal e intransferible. Sus cantautores navegan entre letras potentes como la última que interpretó Quique Parodi el viernes 16 o composiciones bien construidas como las de Kico Gómez, que se postuló al día siguiente.

El primero se batió con el uruguayo-madrileño Julián Bozzo, la corajuda y jovencísima sevillana Ángela Biedma y el dúo formado por Hugo García y Tato Azevedo. El segundo, trasplantado a Granada durante los últimos meses, se las vio con el canario Anje, el sevillano Manuel Ruiz, el barcelonés Javier Moreno o la malagueña Nanieva, capaz de demostrar en una letra intensa de como el amor puede compartirse.

Antes de la final, el viernes 30 medirán sus fuerzas seis pesos pesados: el brasileño Gustavo Almeida, la granadina Elena Bugedo, el madrileño Lucas, su paisana Marwan, el coruñés Andrés Suárez y el canario Luis Quintana. Todo un privilegio al alcance de cualquier oído. Y ninguno comienza sus canciones con la muletilla «perrea».