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Trabajadores libaneses colocan un gran póster con la imagen de Suleimán cerca de Amchit. / AP
MUNDO

En casa del presidente

Michel Suleimán, futuro jefe de Estado de Líbano, es un héroe en su localidad natal de Amchit, que confía en su carisma para unir a la comunidad cristiana

MIKEL AYESTARAN
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«En tu nombre felicitamos a la patria. Sin patria la persona no tiene valor». Así comienza el himno que los vecinos de Amchit han preparado a su paisano y futuro presidente de Líbano, Michel Suleimán. Esta pequeña población cristiana de 5.000 habitantes ha limpiado las calles de retratos de los líderes de su comunidad religiosa -Michel Aun o Samir Geagea- para entregarse en cuerpo y alma al que hasta el momento sigue siendo jefe de las Fuerzas Armadas, pero que el domingo tendrá que colgar el uniforme para jurar su cargo de presidente. «En este pueblo, como en todos, los cristianos estamos divididos, hemos tenido auténticas peleas, pero él será quien logrará la unidad nacional. Confiamos en él», apunta Jorge, cuya casa se encuentra frente a la de la familia Suleimán.

«Preparábamos el pueblo desde que comenzaron los primeros rumores sobre su candidatura hace ya ocho meses, tras la salida de Emile Lahud, pero con el acuerdo de Qatar todo se ha acelerado», comentan desde un Ayuntamiento en la que se ofrecen de forma gratuita comida, bebida y fotografías de todos los tamaños con el retrato del héroe local. Es difícil dirigir la mirada a algún punto de Amchit y no toparse con la imagen de Suleimán. Si no está el, el rojo y blanco de la bandera nacional cubre su hueco.

«Viene de una familia humilde. Ahora le vemos poco, especialmente desde la crisis de Nahr al-Bared. Supongo que será por motivos de seguridad», comenta el doctor Sami Aboud a las puertas de su consulta. La casa de la familia Suleimán es una bonita villa de piedra blanca y un jardín cuidado al detalle. Desde que su nombramiento se convirtiera en cuestión de horas, la municipalidad ha asfaltado el camino de acceso y reforzado la vigilancia.

Diez oficiales

«Es un personaje muy apreciado y debido a su influencia muchos de nuestros jóvenes se alistan cada año. Para ser un pueblo tan pequeño contamos con diez oficiales», destacan los vecinos sin ocultar su satisfacción por la gran presencia de la localidad en el Ejército libanés. Aquí nadie se plantea el debate sobre la llegada de un militar a la presidencia que circula en muchos medios beirutíes. «Ya tuvimos a Fuad Chehad y nos fue muy bien, logró modernizar el Líbano de entonces y reforzar las instituciones», recuerda el doctor Aboud.

Todos saben que la tareas es complicada, pero para los ciudadanos de a pie, para quienes viven ajenos a los juegos de la cada vez más desprestigiada clase política libanesa, el acuerdo de Qatar y la llegada a la presidencia de Suleimán, que además de general es licenciado en Ciencias Políticas y de la Administración, abren al menos las puertas a un período de esperanza.