CÓMICA. La actriz cambia completamente de registro en 'Hay que purgar a Totó'. / LA VOZ
NURIA ESPERT ACTRIZ

«Un actor puede seguir trabajando hasta el día antes de morirse»

La gran dama del teatro representa hoy en El Puerto 'Hay que purgar a Totó', una obra en la que cambia el drama de sus clásicos papeles por el vodevil con bata y rulos

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Nuria Espert se carga en un mo-mento ese estereotipo de diva inaccesible y engolada que jamás sería capaz de salir a un escenario con rulos y una bata de nueva rica venida menos. «Una actriz está para hacer lo que le mande el director», afirma. Ni las miles de tablas pisadas, ni los premios, ni tan siquiera, los numerosos elogios públicos que ha recibido siempre de la crítica le hacen caer por el precipicio del egocentrismo. «A mí lo que me gusta es que me llamen mujer de teatro».

-En 'Hay que purgar a Totó' pasa del drama de sus grandes papeles al vodevil y de la estética clásica a los rulos y la bata, ¿cómo le sienta este cambio tan radical?

-Divinamente. Es un gran espectáculo, tan bueno como los dramáticos pero los personajes y el tono son diferentes. Ha sido un gran aire acondicionado dentro de mi carrera, como un soplo de cambio que siempre se necesita.

-A pesar de salir en bata y con los rulos puestos...

-(Risas)... Bueno en la obra se repite mil veces: no puedes recibirlos así con tu bata sucia, los rulos puestos y las medias caídas, así que cuando leí la obra ya sabía que tenía que pasar por eso y ahora me divierte enormemente hacerlo (risas).

-La obra la escribió el autor, Georges Feydeau, justo un año antes de separarse de su mujer. De hecho este vodevil habla de eso: del fracaso de la vida en común. Escrito en 1910 sigue siendo actual, ¿no?

-Sí, claro. Las dificultades entre el hombre y la mujer cambian poco. Son dos mundos diferentes. Hay un antes y un después de la emancipación de la mujer en Occidente. Esta obra es anterior a ella y es la que lleva los pantalones en casa, cree que tiene la razón, adora a su hijo que, según ella, tiene una tragedia en su vida. Y sobre esta trama tan pequeña ha construido toda una arquitectura teatral fabulosa.

-Su personaje también es actual: una 'maruja' que está casada con un nuevo rico.

-¿Total! La desesperación de una burguesía baja por ascender es de todos los países y de todos los tiempos. Universal.

-Aunque la obra sea una comedia esconde un drama, ha cambiado de registro pero, ¿le han valido sus anteriores papeles?

-Claro. Ella cree te-ner un drama y lo vive así. No le causa risa su situación. Todo el mundo está inmerso en esa maquina infernal que ella crea. Lo que es divertido es la situación y los diálogos pero ellos están jugándose la vida, sus aspiraciones están en juego. Todo eso es lo que provoca la risa: que sea tan absurdo... pero tan verdadero.

Vocación y adicción

-Usted es una de las grandes damas del teatro español, ha recibido mu-chos premios, pero sigue subiendo al escenario. ¿El teatro que es para usted: una vocación, una necesidad o una adicción?

-(Se lo piensa) ¿Todo, las tres cosas! (risas). Las tres cosas que has nombrado las tengo y otras más: la felicidad que te proporciona, la ilusión con la que afrontas nuevos proyectos, la pasión juvenil con la que me enfrento a todo, más la adicción, mi medio de vida... Y por encima de todo eso una vocación que se mantiene como siempre o más fuerte que nunca, quizás.

-¿Se sigue poniendo nerviosa?

-Sí, sí. Las noches de estreno. Sé muy bien que lo que cuenta es la representación de esa noche. Aunque hagas una obra mil veces cada función es única porque el público no volverá otra vez a verte. Todo lo que tengas para darle se lo tienes que dar esa noche. No habrá otra oportunidad.

-A pesar de ser una de las actrices más reconocidas y admiradas del país, ¿sigue haciendo promoción!

-Claro, porque necesitamos que la gente sepa que actuamos. Vivimos en un mundo donde la publicidad ha adquirido unas proporciones enormes y necesitamos ponernos en contacto con nuestra gente para encontrar al público. La obra que representas, tanto si es Medea como si es Hay que purgar a Totó tiene que encontrar su público y ellos tienen que saber lo que van a ir a ver.

-¿Es una diva?

-No lo sé (risas). A veces lo dicen como gran elogio y a veces quieren decir que eres alguien pretencioso y que te crees algo. Cuando me lo dicen fuera de España sé que es bueno, aquí depende de quien me lo diga (risas).

-Y usted, ¿cómo se ve?

-Como una actriz con una carrera muy larga y esforzada a la que he dedicado toda mi vida. Me veo como una mujer de teatro que es lo que me gustan que digan que soy.

-Una actriz veterana, ¿se retira o la retiran?

-Hay muchos trabajos que hacer para todas las edades en cada obra. Los actores no tenemos por qué jubilarnos nunca. Nos jubila que te falte la memoria o que no te salgan contratos, pero el actor puede seguir trabajando hasta el día antes de morirse. Siempre hay papeles, y hermosos papeles, para hacer en todos los momentos de la vida.

-Para lo bien que fue su matrimonio, ¿no ha hecho demasiadas obras sobre matrimonios en ruinas como ¿Quien teme a Virginia Wolf?, Play Strinberg, ésta...

-¿Sí, es verdad! Tres visiones diferentes: la primera dramática, otra satírica y otra cómica. Pero aún así, yo no indago en mi vida personal para actuar. Mi vida es una vida muy corriente, convencional y las mujeres que represento siempre son grandes y rarísimas así que no es por mis experiencias privadas por las que puedo llegar a encontrar los registros de la interpretación.

El matrimonio

-Los matrimonios: ¿se aguantan, se soportan o sólo se aman?

-Hay de todo. Ahora es verdad que la gente se divorcia mucho más, se aguantan menos. Quizá lo de aguantar era un papel que la mujer está abandonando aunque está pagando un precio muy alto por ello.

-Fue la última actriz que pudo trabajar con Adolfo Marsillach antes de que éste falleciera, ¿esa relación también daría para una obra de teatro?

-Sí. Nos conocíamos desde que éramos muy jo-vencitos los dos. Nos volvimos a encontrar al final de su vida. Le admiraba mucho y él a mí también. Nuestra relación fue preciosa.

malmagro@lavozdigital.es