opinión

El Tendedero | Decir gitano

Decir gitano en Jerez es un orgullo, es mucho más que una seña de identidad. Decir gitanerío significa arte, poderío, duende expresiones que suponen una identidad colectiva y hace que los gitanos y gitanas de nuestra ciudad sientan esa doble nobleza, por su tierra y por su raza, cuando dicen «gitano de jeré».

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Pero de eso a pensar que aquí no hay discriminación va un abismo; si bien es cierto que estas situaciones tienen más que ver con la precariedad económica con la que viven aún muchas familias jerezanas, gitanas y payas, que con el hecho de ser caló. Aunque es cierto también que existe una mayor resistencia a vencer situaciones de discriminación de género en este colectivo. Lo digo con todo mi respeto a la tradición gitana, que creo es perfectamente compatible con la igualdad de oportunidades. Me preocupa de todas formas, y quiero hacer una llamada de atención en este sentido, que la defensa de un patrimonio cultural suponga el inmovilismo y el encasillamiento en el mal llamado «artisteo». Ser flamenquito o flamenquita no debiera aportar ningún estereotipo, menos aún una excusa para eludir el compromiso con el desarrollo personal y social de un pueblo tan noble.

Pero las circunstancias que se dan en Jerez -la comunidad gitana lo sabe muy bien- suponen una excepción más que una regla. El adjetivo gitano sigue utilizándose como sinónimo de desprecio, de marginación, de apartheid, de poblados chabolistas, de delincuencia a no muchos kilómetros de aquí. La Unión Romaní ha hecho una llamada de atención a la comunidad internacional por los acontecimientos racistas que se están dando en Ponticelli (Nápoles), donde varios poblados gitanos han sido incendiados. Eran gitanos, eran pobres, eran inmigrantes, maléfica confluencia. Pero no hace falta irse tan lejos, nuestra geografía está salpicada de pequeños Ponticellis. Ya más cerca a todos nos ha sorprendido la actitud pacífica y coherente que el padre de Mariluz Cortés ha mantenido y sigue manteniendo, a pesar de la tremenda desgracia vivida, a pesar de «ser gitano», como han resaltado de manera un tanto xenófoba algunos medios de comunicación. En un tiempo en el que cada cual intenta imponer su propia frontera, el pueblo gitano sigue luchando por no poner más frontera que su propia libertad y dignidad.