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REIVINDICACIÓN. Una señal colocada en los Altos del Golán muestra la dirección de la carretera hacia Damasco. / REUTERS
MUNDO

Israel y Siria negocian la paz

Los gobiernos de Tel Aviv y Damasco debaten una fórmula que permita la devolución del Golán

LAURA L. CARO
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Ya es oficial: Israel y Siria han abierto negociaciones de paz, las primeras desde que en 2000 la falta de acuerdo sobre la devolución de los Altos del Golán, ocupados por Israel en la guerra de 1967, hiciera fracasar la última intentona. Tras meses de filtraciones y secretismos sobre la labor de mediación desarrollada por el primer ministro turco, Tayyip Erdogan, para buscar un acercamiento, -«lo único que puedo decir es que está involucrado en esto por mí, y que espero que el proceso llegue a ser una realidad y un éxito», decía la pasada semana Ehud Olmert, jefe del Gobierno hebreo- la confirmación llegaba ayer. Lo hacía a través de dos escuetos comunicados, emitidos casi simultáneamente por los gobiernos de Tel Aviv y Damasco, que anunciaban por separado el inicio de estas «negociaciones de paz indirectas bajo los auspicios de Turquía» y según los parámetros de la Conferencia de Madrid de 1991, que consagró el principio de «paz por territorios». «Las partes han declarado su intención de llevar a cabo las conversaciones sin prejuicios (...), de un modo serio y continuado, para lograr una paz amplia», predicaba el escrito de Israel, al tiempo que el texto sirio declaraba su propósito de alcanzar una paz «global».

Aunque no consta que se hayan visto cara a cara, dos ayudantes del primer ministro judío, Yoram Turbovitz y Shalom Turjeman, se encuentran desde el lunes en Ankara, y también el asesor jurídico del Ejecutivo sirio, Riad Daoudi. En cuanto a las posiciones y ofertas que llevan en la cartera como representantes de dos países enemigos, enfrentados en guerras en 1948, 1967 y 1973, son muy pocas las claves: Olmert dio a Siria una fórmula sobre los Altos del Golán, «que el presidente Bachar al-Assad quería», indicó ayer, sin más detalle, una fuente oficial israelí desde el anonimato.

No obstante, el reconocimiento público de este paso adelante precisamente dos fechas antes de que, mañana, Ehud Olmert sea interrogado por segunda vez en relación a un oscuro caso de sobornos multimillonarios, levantaba ayer las primeras suspicacias en Israel. «Intenta cínicamente hacerse el decente, el de- fensor de la paz, para desviar la atención de los sobres de dinero», reprochaba ayer el diputado laborista Shelley Yachimovich, dando voz a quienes piensan que la aventura con Siria tendría mucho que ver con los problemas internos del primer ministro. Y con su sangrante impopularidad.

En manos de Hezbolá

Más allá, el viceprimer ministro, Eli Yishai, se preguntaba «qué ha cambiado» en Damasco para abrir ahora este proceso. «Siria es todavía una base del Eje del Mal. No veo lugar para negociar ni para poner nuestra seguridad en manos de Hezbola. Asumo que hablamos de conversaciones inútiles», añadía el jefe del ultraortodoxo partido Shas, referente natural de los más de 18.000 colonos judíos que ocupan el Golán y que ya ayer manifestaron su indignación ante la «irresponsabilidad» de que los Altos puedan ser transferidos «al Eje del Mal árabe». El rechazo de los pobladores de los asentamientos y sus políticos será un grave obstáculo para el proceso, pero no mayor que la barrera que supondrá la abierta hostilidad estadounidense hacia Siria y sus aliados, que podría bloquear cualquier acuerdo final, al menos mientras George Bush siga siendo presidente estadounidense.