Indígenas brasileños atacan a un ingeniero de Electobrás
Trataba de convencerles de los beneficios de una represa que inundará alrededor de 440 kilómetros cuadrados de la Amazonas
BRASILIAActualizado:El suceso ocurrió ayer en la ciudad de Altamira, en el norte del estado amazónico de Pará, en Brasil. Hasta allí habían acudido más de un millar de ambientalistas e indígenas para protestar por la construcción de una represa que está proyectada sobre el río brasileño de Xingú y que provocará la inundación de las casas de unas 16.000 personas, secará ríos y alimentará la tala de árboles.
A la convención asistió también Paulo Fernando Rezende, un ingeniero de la empresa estatal Eletrobras encargado de presentar el proyecto de la compañía y de convencer a los asistentes de los beneficios que se derivarán de uno de los mayores proyectos hidroeléctricos del mundo, después de la de Tres Gargantas de China e Itaipú, compartida por Brasil y Paraguay.
En estas se encontraba Rezende cuando algunos de los indígenas presentes comenzaron a interpretar una danza de guerra en respuesta a su presentación. Nadie podía pensar que unos minutos después de abalanzarían sobre él blandiendo machetes y cuchillos.
Finalmente la sangre de este ingeniero brasileño no llegó al río y sólo tuvo que ser atendido por un corte en una mano.
La preocupación de estos grupos ha aumentado después de la dimisión la semana pasada de la ministra de Medio Ambiente de Brasil, Marina Silva, considerada una guardiana del mayor bosque tropical del mundo. Se teme que tras esta renuncia, el Gobierno acelere la construcción de carreteras, oleoductos y plantas de energía en la región para alimentar el crecimiento rápido de la economía.
En 1989, una protesta de indios contra un proyecto similar obligó a abandonar la idea de levantar la presa. El embalse de Belo Monte inundaría alrededor de 440 kilómetros cuadrados y desviaría parte del Xingu, que fluye hacia el norte para el río Amazonas.
Los residentes allí temen que su fuente de peces y agua está en peligro, y consideran que la construcción de nuevas carreteras atraerá más colonos y agricultores, acelerando la deforestación.