EXPECTACIÓN. Periodistas y vecinos apostados frente a la casa.
ESPAÑA

«¿Así que este buen hombre era el número uno de ETA?»

Los etarras pasaban totalmente desapercibidos entre cientos de inmigrantes y acudían con normalidad a los establecimientos de la zona

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LO normal en este barrio es hablar en castellano . Es el «barrio de los españoles ». Los presuntos miembros de ETA detenidos en Burdeos pasaban totalmente desapercibidos y llevaban una vida discreta en una zona llena de inmigrantes y estudiantes, y con una importante colonia española. Al barrio de Capucins (capuchinos) llegaron numerosos exiliados durante la Guerra Civil y gente en busca de una vida mejor durante los años posteriores del franquismo. Muchos echaron raíces y ahora no es extraño observar en sus calles pinturas alusivas a toreros o flamencas, o bares que sirven vino español en vez de caldos de Burdeos. Uno puede refrescarse incluso con horchata de Valencia

Por eso a Willy, un comerciante bordelés, no le extrañaba ver comprar comida y bebidas en su tienda de ultramarinos a los tres hombres y una mujer, portada ayer en los periódicos : «Pensé que eran españoles o suramericanos porque no hablaban demasiado francés. Venían regularmente, a veces juntos y otras por separado. Decían hola y adiós y se iban a su casa, en el portal de aquí a la izquierda. Nunca noté nada extraño», explica.

Willy no duda a la hora de reconocer a los cuatro arrestados en las fotos de los diarios. «Sí, son ellos; Éste, éste, ella y el más mayor (López Peña), que ahora no tiene bigote, lleva gafas y tiene un aspecto más envejecido. Llevarán aquí un año aproximadamente», afirma. La casa donde residían está situada en el número 63 de la larga calle Cours de la Marne, la principal de este barrio de unos 10.000 habitantes ubicado en la entrada de la capital aquitana, cerca de la estación de ferrocarril. Es una vivienda vieja con una fachada de piedra blanca, de tres alturas y seis pisos. Los cuatro presuntos etarras vivían en la segunda. Es uno de los inmuebles mejor conservados de la zona, formada por casas muy deterioradas, de fachadas ennegrecidas o agujereadas por el paso del tiempo, con grupos de vagabundos durmiendo en las calles. Un lugar de aspecto sórdido que nada tiene que ver con la prosperidad y belleza del centro de la ciudad.

El vecino del piso superior es Julien, un estudiante de 23 años de la localidad de Annecy (Alta Saboya) que en la noche del martes se vio sorprendido por un «ruido seco» en la puerta del piso de abajo. «Salí a las escaleras y un policía me dijo que permaneciera en casa», narra. El joven pensó que era una operación antidroga. Sin embargo, cuando Julien abandonó ayer su casa para ir a la Universidad se percató de que la cosa era más seria al ver a sus vecinos esposados en las escaleras.

Una calle multiracial

Enfrente de él reside Matías, un joven trabajador galo que todavía no da crédito a lo sucedido. «¿Así que este buen hombre era el numero uno de ETA?, pregunta asombrado a los periodistas. Matías corrobora que los vecinos del portal 63 llevaban cada uno su vida. La calle de los presuntos etarras es una avenida viva y dinámica, con tiendas y restaurantes de todas las nacionalidades, locutorios y varias lavanderías .

Después de la llegada de los arrestados numerosos vecinos se arremolinan tras las vallas. Se trata en su mayoría de africanos y asiáticos, los nuevos inmigrantes procedentes del Tercer Mundo que han tomado el testigo de españoles y portugueses.

La nueva generación de españoles está ahora formada por los estudiantes universitarios, muchos de los cuales estudian Enología en esta cuna del buen vino. Lola, una alumna cordobesa, afirma que las sirenas policiales no han parado de sonar en toda la noche y muchos de sus compañeros no han podido ni dormir. Cerca de ella, Patricia, una peluquera afro procedente de la isla de Martinica, que trabaja justo enfrente de la casa que ocupaban los etarras confiesa que el problema del terrorismo en Euskadi es algo lejano para ella. «Todo esto me da mucho miedo», sentencia .

No es así para Kacem, un joven francés de origen marroquí con vestimentas musulmanas. «No estamos tan lejos del País Vasco y conocemos el problema del terrorismo y las noticias sobre los atentados», explica. «Si es cierto que uno de ellos ordenó el atentado contra el aeropuerto de Madrid, pues creo que bien detenidos están», concluye.