«De las ayudas no hemos visto ni un euro»
Dos años después del fuego que arrasó el pinar de El Colorado y Parcelas de Roche, los vecinos no han olvidado la tragedia
Actualizado: GuardarLo que era un frondoso y verde pinar entre la urbanización de El Colorado y la zona residencial de Roche en las parcelas del mismo nombre es hoy un gran claro en medio de la nada. Han pasado casi dos años del devastador incendio, provocado por una colilla, que con la coincidencia del fuerte viento de levante que soplaba aquel día hizo que las llamas devoraran más de 300 hectáreas de pinos, matorrales y monte bajo.
«Aquel día pensé que moriríamos todo. De hecho todos morimos un poco. El pinar ya no es lo que era, por muchos trabajos que hagan esto no volverá a ser lo mismo en muchos años». Son palabras de algunos de los afectados, entre ellas Nina Ramírez, propietaria de la frutería Manolo, que en plena carretera de acceso a Roche recordaba lo ocurrido.
«Nos avisaron de que había fuego, pero cuando nos dimos cuenta las llamas habían saltado a esta parte y lo estaban quemando todo». Esta vecina de la zona de pinaletas cercanas es propietaria de una de la veintena de viviendas que sufrieron daños de diversa consideración a mediados de junio de 2006.
Otra de las familias afectadas, en este caso con pérdidas que superaron los 24.000 euros según los cálculos de los peritos del Ayuntamiento de Conil, es el matrimonio De Alba. Manuela narraba ayer que a punto de cumplirse dos años de la tragedia «aún no hemos olvidado aquel día». El gallinero y todos los animales de su propiedad (de los que vivían estos vecinos de las inmediaciones del pinar de Roche), fueron pasto de las llamas. «Unos meses después nos dieron 1.800 euros y compramos más gallinas; pero de las ayudas del Gobierno no hemos visto ni un euro», recuerda la anciana. Aparte de esta subvención directa, su familia no ha cobrado nada más. Ellos lamentan además que «en todo este tiempo sólo hayan puesto una valla y quitado las cenizas de los árboles»; a punto de llegar el verano y la temporada de incendios, se quejan de que «los cortafuegos vuelve a estar sucios».
Lo único bueno tras la tragedia de 2006, bromean, «es que aquí ya no hay nada más que puede quemarse si viene otro fuego».
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