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Y también los frikis

Es cierto que la ciudadanía de Cádiz anda de lo más movilizada en los últimos tiempos. Los hippies y los viejos nos han dado una lección. La gente se mueve. Y mucho. Hay gente pa tó, aunque sea siempre la misma gente. Los que valen para un roto y para un descosido, los que han llenado la feria del libro y los que buscaban desesperadamente el pasado sábado la esperpéntica cruz de mayo ora pro populo con un ángel microcéfalo y desnutrido que rompía la armonía de una tarde de comuniones.

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Los del laicismo se tragan sus principios y se rinden ante la miniboda de la chiquilla del cuarto con su reportaje de fotos en la Caleta. Ya no se llevan las manitas juntas ni las espigas, que eso es muy antiguo. Lo suyo, ya lo saben, es el vestido colgado del techo y el violín entre las piernas, el balón del Cádiz y la mirada lánguida, los símbolos del crimen del mes de mayo.

Este fin de semana tienen más donde movilizarse y donde amortizar los trajes de comunión. Que ya que se hace el gasto, que se aproveche. Que lo mismo da María Auxiliadora que el Corpus, que al chiquillo de su vecina nadie le va a quitar el derecho de lucirse con su traje de almirante, que para eso están estas cosas, para lucirse.

Tenemos un fin de semana calentito. Una oportunidad única de sacar el terno oscuro y el zapato que más duele. Si nadie le invitó a una comunión con castillos hinchables y recordatorios con cuenta corriente, si nadie se acordó de incluirle en las listas de los elegidos, no se preocupe. La animación está ahí fuera.

Que el corpus es mucho corpus, coja por la calle que coja. Pasen y vean. Luego habrá quien diga que los payasos están en Eurovisión. Baila el chiqui-chiqui, baila el chiqui-chiqui.