«Me gustan las historias de policías»

Hasta ahora era más conocido por ser el compañero sentimental de Naomi Watts, con quien tiene un hijo de pocos meses, que por su carrera cinematográfica, en la que destacan títulos como RKO 281, Huracán Carter, la trilogía Scream, El velo pintado o El amor en tiempos del cólera. Sin embargo, en contra de sus deseos, la fama ha llamado a la puerta del norteamericano Liev Schreiber con su incorporación a la exitosa serie CSI Las Vegas, donde sustituye temporalmente a Grissom.

-¿Por qué aceptó ser la estrella invitada de varios episodios?

-Me encantan las historias de policías y ladrones. Soy actor por lo mucho que me gusta el género policíaco. No me había comprometido antes a hacer una serie de televisión por los horarios. Pero en esta profesión es muy saludable cambiar de medio.

-¿Qué es lo que más le ha sorprendido de este trabajo?

-La velocidad a la que se graban los capítulos. ¿Es increíble!

-¿Estaba familiarizado con CSI?

-No. No veo la televisión. Siempre estoy leyendo o trabajando, y el poco tiempo que tengo libre es para mi familia. Pero no ha sido difícil interpretar al nuevo responsable de este laboratorio criminalista.

-¿Cómo le recibieron sus compañeros?

-Muy bien. Ya formo parte de la familia forense.

-¿Ha sentido la presión de tener a millones de personas mirándole desde la pequeña pantalla?

-Cuando me incorporé a la serie me di cuenta de cómo se trabaja en televisión. No hay descanso. No hacemos muchas tomas, pero aquí no se para un segundo. Lo bueno de llevar este ritmo es que siempre estás concentrado. En el cine hay muchos momentos de espera, sin hacer nada.

-¿Se ve ligado a una serie durante mucho tiempo?

-No lo sé. Me importa mucho mi trabajo, pero quiero vivir. No tengo intención de descuidar a la familia por mi profesión. Y siete años en una serie, que son los que lleva CSI... Es algo que no me planteo en estos momentos.

-Hasta ahora ha podido andar por la calle como un ciudadano más. No se le reconoce porque se esconde en los personajes.

-He aprendido a camuflarme en los papeles que me confían. La razón por la que no me dejo ver mucho es porque siento que un actor pierde credibilidad, su habilidad de convencer, cuando saben muchas cosas sobre él. Entiendo y valoro el anonimato como una herramienta fundamental en mi trabajo, sobre todo en el cine. En el teatro, el público quiere ver personajes con el rostro de intérpretes conocidos. Pero el cine es un medio más natural y quieres creer lo que ves.

-Pues ahora tendrá que acostumbrarse a la fama.

-La fama no me importa. No soy actor para ser conocido y pienso que el ciudadano agradece esta actitud porque, en el fondo, no quiere conocer la parte oscura que todos tenemos, los trapos sucios. Disfruto con lo que hago, con interpretar. Otra cosa es la psicosis que te puede producir la profesión, porque constantemente te preguntas hacia dónde vas y te cuestionas si eres o no capaz de hacerte con un papel. Y eso que no me quejo, porque siento que estoy en un gran momento, ya que tengo proyectos, me alojan en elegantes hoteles, hago entrevistas, tomo café gratis...

Un padre orgulloso

-Su pareja es la actriz Naomi Watts y acaban de ser padres.

-Todo es nuevo para nosotros y estamos disfrutando mucho con nuestro pequeño, que es lo mejor que me ha pasado en la vida.

-No se ha conformado con interpretar, también escribió y dirigió el filme Todo está iluminado, protagonizado por Elijah Wood. ¿Se volverá a colocar detrás de la cámara?

-Aprendí muchísimo haciendo esa película, pero los sentimientos fueron demasiado intensos y no quiero volver a pasar por algo así. Ser director es muy duro, tienes que contestar 500 preguntas al día y no soy una persona muy sociable. Es más, en el colegio era un chico muy solitario, no fui nada popular.

-Esta rodando la tercera entrega de X Men en Australia ¿qué le puede aportar una saga tan comercial?

-Hay que ponerse retos, cambiar, adaptarse a nuevos géneros y no caer nunca en el aburrimiento.