Reorientar la lucha

a conmemoración del Día Internacional contra la homofobia permite denunciar la injusta discriminación que sufren aún muchos ciudadanos gays en distintos lugares del mundo, sometidos desde el aislamiento forzado a castigos extremos en los regímenes integristas. Pero la efeméride también ha de servir para reconocer los avances hacia su progresiva equiparación en derechos civiles conseguidos en sociedades como la española, donde reformas legales como la que avala el matrimonio entre personas del mismo sexo han contribuido a superar la estigmatización. Lo anómalo ha empezado a ser la homofobia, cuya exteriorización ya no despierta comprensión pública. Ese cambio debe motivar a los gays para reorientar el sentido de sus demandas, centrando sus esfuerzos en las formas más sutiles de discriminación o en la aparición de desigualdades dentro de su colectivo.