Vuelta de Hoja | El pan y el agua
Tú crees que si hubiera un sitio mejor para vivir que España, yo no estaría allí?, me preguntaba Conrado Banco, quizá la persona más generosa que me haya sido dado conocer durante mi larga estancia en el mundo, donde he conocido a tantas que no soltaban nada, exceptuando la lengua.
Actualizado:Recuerdo ahora a aquel mecenas burgalés, siempre entre Epicuro y San Juan de la Cruz, porque quizá estemos exagerando penurias, o al menos olvidando que cuando llegan no se presentan para todos. En muchos hogares se niegan a recibirlas y en otros no se atreven a llamar a la puerta. Las épocas malas sólo lo son para algunos, generalmente para los que están entrenados para soportarlas. Es más fácil que haya huecos en los tendidos de sol que en las barreras de sombra, como muy bien saben los empresarios de las plazas de toros. Así como en las guerras, según Napoleón, que algo sabía de eso, «siempre mueren los mismos», en los tiempos de desaceleración económica los que las pasan canutas son primos hermanos. Por cierto, más primos que hermanos. Creyeron que las vacas del pueblo iban a tener pasto para siempre. Ah, si estos pastos conversaran, les dirían cuántos abusos se cometieron fabricando casas arrabaleras y minúsculas y vendiéndolas al precio de grandes mansiones. ¿Por qué se quejan los que no pueden insistir en sus estafas? Ahora de lo que más se habla es del pan y del agua, que eran las grandes preocupaciones del conde de Montecristo cuando estaba en su celda.
Hay que estar atentos a las tahonas y los trasvases. La batalla autonómica se establece en la nueva financiación autonómica. Si a alguien se le pregunta si hay algún sitio mejor para vivir que en España, su respuesta es «depende de dónde». La patria no es sólo diversa sino distinta. Ni el pan ni el agua son de todos.