VETERANOS. Manoel de Oliveira saluda a Clint Eastwood poco antes de recoger la Palma de Oro honorífica. / REUTERS
El realizador portugués recibe la Palma Honorífica a punto de cumplir 100 años

Oliveira rejuvenece en Cannes

Cannes rindió ayer un cálido homenaje al director de cine más veterano: el portugués Manoel de Oliveira, que cumplirá el 11 de diciembre 100 años. Para ello, proyectó su primera película Douro, faina fluvial, un cortometraje de 1931. Posteriormente, en presencia de Clint Eastwood y de otros directores, recibió una Palma de Oro honorífica. Oliveira estuvo acompañado de su familia, numerosos ministros de Cultura europeos y del presidente de la Comisión Europea, el portugués José Manuel Durao Barroso.

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La emigración ha entrado con fuerza en la competición con El silencio de Lorne, una producción belga dirigida por los hermanos Jean-Pierre y Luc Dardenne, que han ganado dos veces la Palma de Oro, por Rosetta y El niño.

La cinta sigue a una inmigrante albanesa en Lieja, que colabora con un hombre que organiza matrimonios por conveniencia. Primero lo hace para conseguir su nacionalidad, después por dinero para abrir un pequeño bar.

El silencio de Lorne es dura y realista, muestra las miserias y la lucha por la supervivencia de unos seres instalados en la marginalidad más absoluta.

Cuenta con una extraordinaria interpretación de Arta Dobroshi, actriz de origen albanés que ha vivido en Kosovo y ahora en Sarajevo, surgida de un casting que realizaron allí los directores. Aprendió a hablar francés en dos meses para interpretar su personaje: «Rebusqué en mis propias experiencias en la guerra de Kosovo. Lo peor que te puede pasar cuando vienes de un país pobre o en guerra es sufrir la humillación». Los Dardenne se mostraron muy sensibilizados por la emigración, «algo que existe y contra lo que no se puede ir».

También ha pasado por la competición el filme filipino Servis, del director Brillante Mendoza, un descenso a las cloacas del sexo y la prostitución, en torno a una familia que regenta un cine pornográfico llamado irónicamente 'Familia'. Es también una película dura, de pocos diálogos, en la que el sonido ambiente de la calle se superpone a las conversaciones.