CASA. Acusados durante la reconstrucción de los hechos. / O. C.
Ciudadanos

Las pruebas confirman que el crimen de La Viña se cometió entre las 23.30 y las 3.00 horas

Este dato reafirma la tesis de la acusación, que mantiene que el asesino era un conocido de la víctima, quien al verse sorprendido la apuñaló

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El juicio por el asesinato de Dominga Ramírez en su partidito de La Viña continuó ayer con las pruebas periciales del caso. Según explicó la acusación, no hubo grandes sorpresas y se confirmó la teoría de que el crímen se produjo de noche. De hecho, los forenses testificaron ayer ante el jurado popular que los hechos se produjeron entre las 23.30 horas y las 3.00 horas de la madrugada. Esto reafirma la teoría de la familia de la fallecida. La tesis de la acusación se basa en que un conocido de la fallecida entró en el domicilio de la misma con la intención de robar una pequeña cantidad de dinero, destinada al consumo de droga. El criminal entró de noche, según esta hipótesis defendida por la acusación, creyendo que la anciana dormía, pero Dominga al despertar lo sorprendió y éste reaccionó apuñalándola con un cuchillo de la cocina de la propia víctima y que faltó del domicilio.

Respecto al móvil del robo, relacionado con el consumo de droga, una experta en toxicología certificó ayer que el acusado, José M. Díaz, era un consumidor medio de cocaína y no esporádico, como él mismo había declarado. En el momento en que sucedieron los hechos, y el presunto homicida fue detenido, sólo se le hizo la prueba del cabello, por la que se puede determinar la concentración de droga en el cuerpo pero no el momento exacto del consumo ni la cantidad que se consume. A pesar de esto, ayer quedó probado que el acusado tenía una concentración del 13,6% de esta droga, y según los baremos periciales ésta es una cantidad suficiente como determinar un consumo continuado. Así se rebate también la afirmación del presunto autor del asesinato, quien aseguró que sólo gastaba unas mil pesetas cada dos o tres días -en los tiempos en que se perpetró el crimen, en 1998-, cuando la cocaína era aún una droga cara. La acusación explicó a este medio que la lógica de la huida funciona cuando se sorprende a un desconocido, pero que en este caso, el ladrón era alguien cercano a la víctima y que éste, al ser reconocido, no encontró otra salida, en ese momento, que el asesinato.

Durante la jornada de hoy se procederá a la lectura del acta del registro de la vivienda donde se produjeron los hechos, única prueba documental que podrá valorar el jurado popular.