El infierno de María Juana

María Juana López fue una de tantas mujeres anónimas que padeció amenazas e insultos de un acosador, como consta en las cuatro denuncias que presentó en la Comisaría de Jerez. La situación que vivió tuvo que ser desesperante, ya que la jerezana llegó a recibir una veintena de llamadas de su ex pareja al día, Francisco G. A, presionándola para que reanudaran la relación sentimental que habían mantenido hasta el momento.

Sus familiares mostraron una copia de alguna de ellas, en la que se evidencian las intenciones que rondaban la mente del presunto asesino. Así, María Juana declaró en una ocasión que le advirtió que «como no siguiera con la relación -frase textual de la denuncia- le iba a pegar unas 7.000 puñaladas, le iba a meter fuego a la vivienda con un bidón de gasolina y donde la cogiera la iba a matar».

A continuación, y en otro párrafo escalofriante, la víctima detallaba cómo esta persona le recomendó que «cambiara la cerradura de su vivienda y que era mayor y no iba a ir a la cárcel, y que se iba a matar y no le importaba lo que le pasara, y que fuera pensando en hacer testamento». Francisco G. A. no sólo se dedicó a molestar a su antigua pareja, sino también a la nuera de ésta, Carmen, amenazando en reiteradas ocasiones de forma telefónica con que iba a matar a su suegra.

El presunto agresor, además, contaba con una orden de alejamiento que no le impidió recorrer los 100 kilómetros que separaban su domicilio, en la localidad sevillana de Montellano, de Jerez, donde residía la víctima, para cometer el crimen. Como relataron los vecinos presentes en el lugar de los hechos, cuando la Policía se personó en la casa de la fallecida el anciano se mostró «muy tranquilo», invitando a los agentes a entrar mientras argumentaba que «ya he hecho lo que tenía que hacer».