Un momento del entierro de Catalina Cabeza. / ROMÁN RÍOS
Ciudadanos

Una historia de celos escondidos

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atalina tenía 43 años y murió a manos de un primo hermano de su marido. Ésta fue la conclusión final a la que llegó la Guardia Civil tras investigar un crimen complicado, porque el único sospechoso, Miguel Sánchez, se había quitado la vida y porque los agentes se toparon con una historia de infidelidades y celos que en un pueblo pequeño como Alcalá de los Gazules se silencia. Las pesquisas lograron determinar que víctima y agresor habían mantenido una relación sentimental a espaldas del esposo de ella, pero la estrecha amistad que entabló Catalina con un vecino del pueblo, despertó los celos de Miguel. En enero de 2006 la esperó a las afueras de Alcalá y le pegó dos tiros con su escopeta de caza. Con esa misma arma se suicidó después. Había elegido como escenario el mismo sitio donde solían encontrarse a escondidas.