La Fura y los terroristas acercan posturas
Actualizado: GuardarEl terrorismo es hoy en día uno de los principales problemas a nivel mundial. Tocar este tema desde el Teatro no deja de ser difícil y arriesgado. La compañía catalana La Fura dels Baus se atreve a plantearnos una historia que tiene como punto de partida un hecho real: el secuestro sufrido por el público que asistía a una representación en un teatro de Moscú a manos de terroristas chechenos en el año 2002. La estructura de esta propuesta entreteje además la representación de la obra Boris Godunov, de Pushkin. A partir de estos elementos se superponen planos que la hacen más interesante. Por un lado, asistimos a la representación de la obra, y por otro, los actores de la misma son aparentemente secuestrados junto con el público por unos terroristas que irrumpen violentamente en el teatro. Es desde este momento que se intenta amedrentar a los asistentes con estridencias, sonidos graves y gritos por toda la sala y desde fuera de ella; ráfagas y disparos, cables y temporizadores delante de nosotros, personajes y cámaras a nuestro alrededor que nos vigilan en todo momento y que por supuesto sorprenden a todos los presentes. Este impactante despliegue cautiva al espectador con el apoyo de un excelente espacio sonoro y visual que nos permite percibir las dimensiones del ficticio secuestro incluso en las calles aledañas al teatro. Hasta este punto todo marcha con creciente tensión, interés y sorpresa. Desafortunadamente para el espectáculo, la malísima interpretación de todo el elenco da al traste con una propuesta que se antojaba muchísimo más intensa y profunda, y que técnicamente es impecable. Las malas interpretaciones llegan a ser francamente molestas. Es en este punto donde todo flaquea pues los actores y actrices hacen mucho ruido y pocas nueces. Al final, sólo queda la sensación de haber presenciado un espectáculo de tipo parque temático en donde la finalidad primera y principal es asustar al espectador. Con un tema tan delicado no nos equivoquemos. Era necesario que las actuaciones fuesen mucho más convincentes para poder proyectar con más precisión ciertos planteamientos del texto que dudo que el público haya captado entre tanto grito sin razón. Y es aquí donde las posturas de ciertos grupos terroristas se acercan a la forma de hacer de la compañía catalana: A ambas les falta contenido. En arte no basta con la forma, también está el fondo. La gran mayoría de españoles no sabemos que pretenden los asesinos del país vasco. Se han quedado en la forma sin percatarse de que en la realidad democrática que nos define como sociedad, ya no cabe ningún tipo de violencia.