Socio preferente
La Cumbre de jefes de estado y de gobierno que ayer dio comienzo en Lima reuniendo a los máximos dirigentes de los países latinoamericanos y a los de la Unión Europea constituye una oportunidad que el Ejecutivo español ha de aprovechar en tanto que es el mejor intérprete a la hora de señalar cuáles son los intereses comunes sobre los que ha de desarrollarse la cooperación a ambos lados del Atlántico. La pobreza y la crisis alimentaria, los flujos migratorios hacia Europa, el cambio climático o la lucha contra la droga forman parte de una agenda global que en este caso adquiere una particular dimensión en tanto que España aparece como referente fundamental respecto a Latinoamérica en todos y cada uno de esos apartados.
Actualizado: GuardarEl deber moral e histórico que los españoles hemos contraído para con dichos países compromete nuestra cooperación para superar las dificultades extremas que atraviesan los sectores más necesitados en muchos de ellos. Pero, además, ese deber conecta directamente con los intereses de los europeos en general y de los españoles en particular, puesto que del desarrollo de América Latina dependen también las posibilidades de expansión de nuestro tejido productivo y de nuestras inversiones. En este sentido, la reaparición del populismo como opción política mayoritaria en Venezuela, Bolivia o Ecuador y, sobre todo, la pretensión del chavismo de conducir a los países del centro y sur de América hacia una órbita distanciada de los más desarrollados ha de ser tenida en cuenta en la proyección de nuestra política exterior. Pero sin que ello afecte a la solidaridad que requieren sus poblaciones. España no puede aparecer como un socio más de la UE, sino como el aliado preferente de los gobiernos de América Latina en su interlocución con los europeos; papel que éstos han de reconocer con naturalidad.