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El árabe incriminado en la muerte de Dominga no comparece en el juicio
Esta persona y una compañera suya fueron acusados del crimen por una persona anónima que llamó a la Policía La defensa renuncia a los testimonios de los agentes que realizaron un registro en la vivienda de esta pareja
Actualizado: GuardarLa sesión que cerró la primera semana del juicio por el crimen de La Viña se descafeinó por la no comparecencia de un ciudadano árabe y una mujer con la que mantenía relaciones en 1998. Ambos fueron acusados de haber matado a Dominga Ramírez Ureba. La incriminación partió de una persona anónima que llamó a la Jefatura de la Policía Local, días después de aparecer el cuerpo sin vida de la anciana en su partidito de la calle Paco Alba. Pero el testimonio de estas personas y la posibilidad de interrogarlos sobre sus movimientos en la noche del 1 al 2 de octubre de ese año se esfumaron.
Antes de que se reanudara el juicio, las partes ya sabían que estos dos individuos no iban a presentarse en la Audiencia Provincial porque no habían sido localizados. Su intervención había sido solicitada por la defensa, que en reiteradas ocasiones los ha mencionado y los ha considerado como unos sospechosos que no fueron bien investigados.
Sí compareció el agente municipal que recibió la llamada anónima, según la cual «un moro» que solía frecuentar la zona de San Juan de Dios y una mujer rubia que ejercía la prostitución y lo acompañaba habitualmente, habían sido los autores reales del crimen. Esta persona que nunca se identificó le dijo a la Policía que investigaran esa línea pero que no contaran con él para colaborar en el esclarecimiento del asesinato.
El testigo de ayer le explicó al jurado que los sistemas de comunicaciones que tenía la Policía Local no les permitía identificar el número desde donde se efectuó la llamada; una prestación que hoy en día está al alcance de cualquier teléfono móvil. También confirmó que la calidad de la grabación del contenido del aviso telefónico era muy mala.
Conocido por conflictivo
La fiscal buscó mediante sus preguntas demostrar que los pocos datos que aportó la persona que llamó podían encajar con la descripción de otras personas de esa misma nacionalidad que también frecuentaban el entorno del Ayuntamiento de Cádiz. Aunque el agente aseguró que no dudó a la hora de identificar a ese ciudadano árabe, ya que era una persona conflictiva y, por tanto, muy conocida por las Fuerzas de Seguridad.
La defensa recordó que en la prensa se publicó por esas fechas las protestas de los comerciantes del centro que habían soportado más de un incidente protagonizado por esta persona. Pero el municipal no pudo corroborar este dato porque no se acordaba.
El tiempo transcurrido entre la muerte violenta de Dominga y la celebración del segundo juicio en la Audiencia, tras la anulación del primero por quiebra grave de las garantías procesales que debe tener todo procedimiento judicial, está haciendo mella en los testimonios de los testigos que apenas pueden precisar datos muy concretos de la investigación.
Por eso, las partes, en especial la defensa, están recurriendo constantemente a las declaraciones recabadas durante la fase de instrucción del caso. Así, el letrado que defiende al acusado José María Díaz hizo hincapié en un detalle que aportó este mismo agente años atrás, quien dijo que el árabe acudía habitualmente al comedor de María Arteaga. El abogado subrayó con sus preguntas que estas instalaciones sociales están muy cerca de la calle Paco Alba.
La Policía localizó a la pareja tras tener conocimiento de la llamada anónima y practicaron un registro en la que entonces era su vivienda. Pero los detalles de esa actuación policial no fueron desgranados en la sesión de ayer porque la defensa renunció a las declaraciones de los agentes que inspeccionaron esta casa, pese a que lo habían solicitado como parte de su estrategia.
En cambio, sí declaró el inspector de la Policía Local que entregó la grabación que contenía la llamada a sus compañeros de la comisaría provincial. Este agente reconoció que nunca hubo certeza de que la persona que había dejado el aviso estuviera diciendo la verdad.
Tras esta intervención, la jornada se quedó casi vacía de contenidos. Tan sólo pasó por la sala de vistas de la Audiencia una cuñada del procesado, quien negó que los acusados hubieran tenido un comportamiento diferente tras morir Dominga.
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