JUNTOS. MAriano Rajoy, acompñado de María San Gil, ayer en Vitoria. / ALFREDO ALDAI. EFE
ESPAÑA

María San Gil habló con Aznar antes de dimitir como ponente

Sectores moderados del PP discrepan de la dirigente vasca y creen que su órdago ha hecho mucho daño a Rajoy

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La presidenta del PP vasco, María San Gil, mantuvo una conversación con el ex presidente del Gobierno José María Aznar el pasado domingo, cuando zanjó con la dimisión su pulso con la dirección nacional a cuenta de la ponencia política. Fuentes populares del País Vasco aseguran que Aznar telefóneó a San Gil, sin duda informado de la batalla interna que estaba librando. Un portavoz oficial del presidente fundador del PP confirmó la conversación pero sin especificar a iniciativa de quién se produjo la llamada telefónica.

A raíz de la espantada de la dirigente del País Vasco se han decantado de manera espontánea dos líneas de pensamiento en el seno del partido opositor, a favor y en contra de sus planteamientos sobre los nacionalismos, la lucha antiterrorista y la idea de España. El sector aznarista es claramente partidario de todas y cada una de las afirmaciones que San Gil ha logrado introducir en la ponencia base del congreso. En esta línea se enmarcan los dirigentes considerados del ala más dura del partido, como Ángel Acebes, Jaime Mayor, Esperanza Aguirre y el propio Aznar, o el que fuera su secretario general, Francisco Álvarez Cascos.

Diferencias

En el otro extremo se sitúa un grupo heterogéneo de dirigentes de generaciones más jóvenes aunque también muchos veteranos pero firmes partidarios de un cambio de discurso del PP como método para volver a ganar elecciones. En este sector figuran marianistas y otros que no lo son tanto. En realidad, son mayoría los que piensan, en un ala y otra, que Rajoy no es el líder capaz de devolver el poder al PP y creen que no llegará a las elecciones de 2012.

Más allá de las adhesiones personales, el afecto y respeto que todos sienten por María San Gil -«es un referente moral», no se cansan de decir-, quienes apuestan por la renovación del discurso creen que la dirigente tomó sus propias decisiones pero sospechan que en su ánimo pesó el respaldo moral de los aznaristas del ala más dura que suscriben sus planteamientos de fondo. El apoyo de la concejala Ana Botella y otros aznaristas renombrados, que salieron inmediata y públicamente en defensa de los axiomas de San Gil confirman estas interpretaciones, según algunas fuentes consultadas en las filas de quienes respaldan a Rajoy.

Dependencias

«Todos estos no se mueven si el bigotes (por Aznar) no dice nada, María no se atreve si no se lo dice Jaime, y Jaime no hace nada sin contar con el bigotes», analiza, en tono coloquial, un muy antiguo compañero de todos los aludidos. Sin embargo, este planteamiento es rotundamente desmentido por fuentes cercanas al presidente del Grupo Popular en el Parlamento Europeo, quienes afirman que él se limitó a prestar su «apoyo y cariño a María, como ha hecho siempre». En el entorno del ex jefe del Ejecutivo niegan también toda intervención de Aznar detrás de cualquier maniobra en contra de Rajoy. Estas fuentes culpan incluso a los marianistas de haber sembrado dudas sobre la autonomía de criterio y personalidad de la presidenta vasca.

Lo que concita más coincidencia en el PP es la convicción general de que el líder del partido ha manejado con torpeza el conflicto y es culpable de haber dejado en manos de subalternos, como el secretario José María Lasalle, la resolución de la polémica. Muchos recuerdan que el presidente es el responsable de la ponencia política y quien debe liderarla, al tiempo que acusan a Rajoy de haberse desentendido del texto fundamental del congreso. «Al final, todo ha sido un asunto de mala gestión de recursos humanos», apunta un parlamentario.