Leguina se «desvirga» con una novela autobiográfica y política

Cuando Joaquín Leguina es político, le preguntan por las letras y cuando escribe, por la política. «Llevo años luchando por separar los dos términos». Ahora se ha rendido en la batalla. Quizás por dar o darse una explicación sobre esos dos conceptos «destinados ambos a darle una explicación al mundo», según la directora de LA VOZ, Lalia González-Santiago, encargada de presentar ayer al escritor en las Presencias Literarias de la Universidad de Cádiz.

El Baluarte de la Candelaria fue el escenario de una charla que pronto se hizo noticia. Joaquín Leguina -socialista, concejal, diputado y primer presidente de la Comunidad de Madrid-, una de las piezas del puzzle de la Transición, prepara una novela que saldrá a la luz a principios de 2009 y que contiene una historia con la que se va a «desvirgar sentimentalmente», ya que físicamente ya no está «para estas cosas». De la obra, de la que el autor de El Corazón de la Tierra lleva escrita 400 páginas sobre «la derrota de los triunfadores», dijo ayer el escritor cántabro. «Quiero enseñar lo que hace un personaje político de segunda como yo, quizás como un arreglo de cuentas, para explicar la pasión por la política. Es una novela autobiográfica en el sentido político, no en el personal. Hasta ahí podíamos llegar», bromeó el doctor en Ciencias Económicas, que sostiene que se puede ser generoso y tener poder «siempre que uno mantenga a raya sus pasiones».

En primera persona

La historia en la que interviene un personaje con una complicada vida sentimental explica cómo se llega a la política, «no sólo por mandar o por el poder, sino por hacer algo por las cosas. Ese personaje soy yo». Bajo el palio de la luz crepuscular, -en honor a la canción de Jorge Sepúlveda- es el título provisional de la obra que llegará a las librerías «si nadie escribe La otra catedral del mar o algo sobre Sabatini».

Su experiencia será clave en la historia «contada a dos voces» y formará parte de un prisma muy personal. Al fin y al cabo, su profesión «es un buen escaparate para ver pasar a la gente y, como punto de vista, sirve para escribir cosas buenas porque ves a la persona al desnudo, en el momento de las pasiones humanas».

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