China busca vida bajo los escombros
El Gobierno cree que decenas de miles de personas permanecen atrapadas entre las ruinas de los edificios Más de 1.300 soldados llegan a pie hasta el epicentro del seísmo para intensificar las labores de rescate
Actualizado:En China, las órdenes se cumplen a rajatabla y, ayer, su primer ministro, Wen Jiabao, fue más tajante que nunca. Para el mediodía, dijo, los equipos de rescate debían llegar a Wenchuán, el epicentro del terremoto de magnitud 7,8 que el lunes asoló la provincia de Sichuán y segó la vida de al menos 12.000 personas, una cifra que las propias autoridades ya consideran conservadora. Y así se hizo. Veinte horas después del seísmo, lo consiguieron. Más de 1.300 militares accedieron al centro de la tragedia a pie, ya que las carreteras se encuentran impracticables bajo una espesa capa de roca y lodo. Las fuertes lluvias también impiden la llegada por aire, aunque las autoridades barajaron la posibilidad de enviar a paracaidistas.
Los soldados, con sus manos y sólo ayudándose de herramientas básicas, comenzaron las tareas de rescate entre los restos del medio millón de edificios que han quedado completamente reducidos a escombros y bajo los que todavía resisten varias decenas de miles de supervivientes, entre 18.000 y 35.000 según diferentes fuentes. Hasta tres millones de casas más han sufrido daños y tendrán que ser demolidas. «Para que la ayuda sea efectiva, tenemos que restablecer las comunicaciones por carretera y evacuar a los heridos», declaró Wen. «Aunque es posible que ese objetivo no se cumpla hasta dentro de dos días».
«La situación es todavía desesperada», comentaba anoche uno de los militares desplazados a Duyiangyan, una de las localidades más afectadas y donde el lunes un instituto de tres plantas se vino abajo sepultando a unos 900 estudiantes de los que sólo han sido rescatados algo más de cien. «Los que estábamos en el patio, en clase de gimnasia, corrimos y a la mayoría no nos ha pasado nada», explicaba a la televisión provincial una de las alumnas. «Pero los que se encontraban en clase no tuvieron tiempo de reaccionar y sólo unos pocos consiguieron saltar por la ventana y salvarse».
Afortunadamente, ya ha llegado a la zona maquinaria pesada que está siendo de gran ayuda para agilizar el desescombro del centro escolar y, a pesar de que en un principio se daba por muerta a la mayoría de los estudiantes sepultados, la esperanza se ha apoderado de militares, vecinos y sanitarios. En el barrio de Xiang'e, sin embargo, los escolares de otro instituto destruido por el temblor no han tenido tanta suerte y sólo cien de 420 han conseguido sobrevivir. En el pueblo de Yinxiu, de 12.000 habitantes, únicamente se han contabilizado 2.300 con vida.
Fuertes réplicas
En todas las localidades afectadas a las que se ha tenido acceso con relativa facilidad se han levantado hospitales de campaña y diferentes lugares considerados seguros han sido habilitados para dar cobijo a quienes han perdido su hogar, cuyo número no se ha hecho público. Las constantes réplicas, una de las cuales alcanzó ayer 6,1 grados en la escala Richter, mantienen a la población atemorizada y muchos sufren crisis de ansiedad, mientras el Gobierno planea distribuir hasta 100.000 tiendas de campaña. Sólo en la ciudad de Miyang las autoridades locales ya han pedido 50.000, más del total que China utiliza al año para hacer frente a todas sus catástrofes naturales.
La ayuda económica también comienza a llegar. La Cruz Roja realizó ayer una primera contribución de 120 millones de yuanes (unos once millones de euros) y varios países, entre ellos España, han ofrecido su aportación. El portavoz de la Administración de Terremotos, Zhang Hongwei, señaló que China aceptará donaciones, material de emergencia o equipos de rescate, pero hasta el momento no se ha recibido información sobre la entrada de equipos extranjeros.
El Gobierno ha desplazado a 18.000 soldados más -ya son 50.000-, que trabajarán junto a perros adiestrados para hacer intensificar las labores de rescate, al tiempo que ha lanzado una campaña para que los vecinos de las zonas afectadas donen sangre, aporten alimentos y medicinas y colaboren en las tareas de desescombro y localización de supervivientes. «Según pasan las horas, es más difícil encontrarlos porque pierden fuerzas para gritar», comentaba a la agencia Xinhua un residente de Duyiangyan.
Las comunicaciones telefónicas también se han convertido en una prioridad, por lo que el Ministerio de Industria e Información anunció el envío de 350 instalaciones de conexiones vía satélite a la zona afectada. Tal y como avanzó el lunes el presidente Hu Jintao «no se escatimarán ni medios ni esfuerzos para salvar todas las vidas que sean posibles y devolver la normalidad a la región». Las imágenes no dejan lugar a dudas: toda ayuda es poca.