El político que escribió 11 novelas
El autor intervendrá hoy en la Feria del libro, presentado por Lalia González-Santiago
Actualizado: GuardarJoaquín Leguina no es muy partidario de las asociaciones, ni siquiera indirectas, de su labor literaria con su carrera política. Aunque reconoce que su proyección mediática como primer presidente de la Comunidad de Madrid (1983-1995) le sirvió, en su momento, «para poder publicar», también recalca que «llegados a un punto, ese perfil es una carga, más que una ayuda». Irónico y mordaz, a lo largo de la última legislatura ha ejercido, orgulloso, de voz díscola del socialismo español. En 2007 protagonizó una bronca antológica con los cuadros de su partido tras declarar que «en el PSOE no hay democracia interna», y acusar a Zapatero de «haber abierto el melón del modelo de Estado» para después «no saber cómo cerrarlo». Aunque ha afirmado, en varias ocasiones, que «no se puede escribir una buena novela sobre política, ya que saldría una verdadera desgracia estética», sus textos están poblados de personajes públicos y referencias históricas perfectamente reconocibles. Esta tarde, gracias a las Presencias Literarias de la UCA, participará en la Feria del Libro de Cádiz, presentado por la directora de LA VOZ, Lalia González-Santiago.
Nacido en Villanueva en Villanueva de Villaescusa (Cantabria, 1941), Joaquín Leguina presume de haber visto la luz en la panadería de su abuela Pilar, «que olía como huele la infancia». Estudió Económicas en Bilbao y se doctoró en Demografía por la Sorbona. Durante su etapa universitaria, además de labrarse un espléndido expediente académico, entró en contacto con la famosa Convergencia Socialista de Madrid, donde militaban Juan Barranco o José Barrionuevo, entre otros futuros altos cargos del PSOE. De entonces, además de las penurias de la clandestinidad, recuerda que «leía mucho y ligaba poco». En 1983 fue elegido presidente de la Comunidad de Madrid, cargo del que lo apeó Alberto Ruiz Gallardón.
Se estrenó como novelista en 1985, con Historia de la Calle Cádiz, en mitad de su primera legislatura como gestor, lo que no dejó de ser objeto de una cierta controversia. «Puedo compatibilizar las dos cosas, porque una es mi profesión y la otra mi vocación», declaró. «¿Alguien le pregunta a Juan Benet cómo lo hace para ser ingeniero de caminos y escritor?», ironizó. «Pues yo igual, pero de presidente. La ventaja es que en la Comunidad, como en el chiste, conoces gente».
En 1992 firmó uno de los títulos más vendidos del año, Tu nombre envenena mis sueños, posteriormente adaptado al cine. Con Cuernos fijó un retrato ácido y colorista de la infidelidad a través de once relatos breves y en El Rescoldo (2004) defendió las historias de «acción y sentimiento como un medio eficaz para transmitir ideas». Detrás de esa declaración de intenciones, se encuentra buena parte de su producción posterior (hasta un total de once obras, sólo de narrativa): novela negra, en sentido estricto, pero con unos personajes «libres, que dicen los que le viene en gana, incluyendo la crítica política». Esta tarde, en la Feria del Libro, Leguina promete hablar de «las múltiples realidades» que le rodean, pero ya ha advertido en diversas ocasiones que evita «tomarme a mí mismo como objeto de discurso». «La gente así me aburre», sentencia.