En recuerdo
A primeras horas de la mañana del pasado sábado, todo Jerez se desayunaba con la triste noticia de una nueva muerte ocurrida en nuestra ciudad, dentro de esa paradójica lacra que se ha dado en llamar la Violencia de Género. María Juana López, 67 años, cuya defensa exclusiva corría a cargo de un papel en forma de Auto, que imponía a su ex pareja la prohibición de acercarse a 300 metros del lugar en que la misma se hallase, se nos ha ido victima de la sin razón, del odio, de los celos, o de Dios sabe que extraña razón. Un sentimiento innoble que impulsó a su agresor a desplazarse a primeras horas de la mañana desde Montellano a nuestra ciudad, con el único objetivo -y una frialdad que asusta-, de acudir al domicilio de su victima para darle muerte.
Actualizado:Desgraciadamente no es la primera vez que escribo sobre este tipo de violencia, y temo que no va a ser la última. Dicen los expertos que la violencia de género tiene sus raíces en la existente desigualdad estructural, en las relaciones de poder entre hombres y mujeres en la sociedad. La violencia es la forma más directa en la que los hombres pueden usar y utilizan de hecho su poder sobre las mujeres. Por tanto, no basta con que se creen más Juzgados de Violencia de Genero. No es suficiente con que exista una mayor dotación policial en las calles controlando todas y cada una de las ordenes de protección que dictan estos Jueces. No se arregla el problema legislando con mayor dureza se hace preciso un esfuerzo común por cambiar la mentalidad machista de este país.
Y llegados a este punto, desearía que la muerte de María Juana López no fuera en balde. Con todas mis ganas querría que los vecinos se equivocaran cuando, impotentes, afirmaban que era una más en la lista, que se convertiría en un número más de unas frías estadísticas donde se cobija un problema al que toda la sociedad debe saber dar respuesta.
22 mujeres muertas en lo que va de año justifican que, de una vez por todas, nos tomemos el tema en serio. 528 mujeres muertas desde que comenzamos el nuevo siglo, a manos de sus maridos, novios, compañeros, ex parejas y convivientes en general, hacen sumamente preciso y urgente adoptar medidas profundas que vayan desde la misma escuela, con asignaturas que potencien la igualdad y la no supremacía del hombre sobre la mujer, hasta programas psicológicos y educativos que contribuyan a que una Orden de Protección pueda ser sustituida por la obligación de que, aquellos hombres que sean diagnosticados como potencialmente agresivos, se pongan en manos de cuantos profesionales sean necesarios para mitigar esa agresividad.
Más Jueces, por supuesto; más Policías, cuantos hagan falta; más y mejores medios, todos los que sean necesarios pero, sobre todo, el compromiso personal de todos y cada uno de nosotros para acabar con esta lacra, con cuantos medios estén a nuestro alcance
Que trabajito me cuesta tomarme en serio a un Gobierno que, mientras afirma que abrirá las puertas para mejorar la Ley contra el maltrato, permite que su Vice-Presidenta y su Ministra para la Igualdad, se reúnan y fotografíen en Nigeria con un señor que tiene tres esposas -como si le apeteciera tener cincuenta-, auténticas esclavas.
No puedo terminar hoy esta columna más que en la única forma que se me ocurre: enviando desde aquí mi más sentido pésame a los familiares de María Juana López, cuya alma sé que a estas horas se conforta en los cielos. A la vez, y con el medio que tengo a mi alcance, alzo mi voz porque la Justicia recaiga con toda dureza hacia quienes, como Francisco G.A., tienen la sangre fría de asesinar a una persona indefensa. Tras ellos sólo se esconden auténticos cobardes.
Que nunca más nos recorra a los ciudadanos ese incómodo sentimiento de que al malo no le ocurre nada, pues en España matar está saliendo demasiado barato. ¿Juana María descansa en paz!