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«Por favor, que ninguna mujer deje pasar ni un solo tortazo o amenaza»
Medio millar de personas se concentraron ayer a las puertas del Ayuntamiento
Actualizado: GuardarDolor, ira, rabia, impotencia y de nuevo dolor. La familia de María Juana López, primera víctima mortal de la violencia de género en Jerez -o al menos de la que se tenga constancia-, estaba ayer totalmente destrozada a las puertas del Ayuntamiento. Tras dos noches sin apenas dormir y con el corazón en un puño, aquellos que querían a María se personaron en la concentración que estaba convocada por el Consistorio para pedir de forma clara y contundente que ella no fuera «un número más en una larga lista».
Cargados de pancartas, las cuatro denuncias que la fallecida había interpuesto contra su agresor y con fotos, expresaron, primero en silencio y después con lágrimas, aplausos y algunos gritos, el desgarro que durante dos días les acompaña sin remedio. Y es que «esto se veía venir porque había unas amenazas previas y una orden de alejamiento desde el mes de marzo. Ese hombre vive a unos 100 kilómetros de Jerez y vino hasta aquí para matar a mi madre», aseveraba José Piñero, hijo de la fallecida.
Poco antes de la 13.00 horas la calle Consistorio se quedó en silencio durante varios minutos. Los familiares y amigos de María Juana, situados enfrente de la corporación municipal y del hijo de la víctima y su mujer, portaban pancartas en las que se podía leer mensajes como «los políticos llevan escoltadas en toda España y las mujeres amenazadas no se merecen que la Policía les ponga un coche patrulla haciendo ronda por su casa para tener más seguridad, paz y tranquilidad en su vida. Justicia para María» o «exigimos Justicia. Que este crimen no quede impune».
Los aplausos, que rompieron el silencio, hicieron que algunos familiares explotaran mientras que la presidenta de la Asociación de la Prensa de Jerez, Eva Nicasio, leía un manifiesto donde se señalaba que «son muchos los esfuerzos, que desde todas las instituciones así como de diferentes sectores sociales, se están haciendo para parar este gran problema social, aunque sabemos que no es suficiente».
Una vez concluida la lectura, el hijo de María, José, quiso hacer un llamamiento porque «aunque para mi madre ya no hay remedio, tenemos que buscar soluciones para que esto no ocurra más. Todos los que somos hombres debemos acordarnos que nacimos de una mujer. Cuando un hombre le vaya a levantar la mano a una mujer debe acordarse de eso y no me cansaré de decirlo».
Unas declaraciones que fueron más allá y en las que pidió que «a la menor amenaza hay que denunciar. Que no dejen pasar un empujón, ni un tortazo, que no lo dejen pasar, porque las cosas pasan. Y no es siempre de puertas para fuera, en tu casa puede pasar también. Yo lo estoy viviendo en mis carnes. Por favor, no dejar pasar ni un tortazo, ni un empujón, ni una amenaza... hay que denunciarlo porque siempre va a haber alguien que te ayude».
Asimismo, José Piñero quiso calmar los ánimos e insistió en que «hay que contar con la Justicia, no nos tomemos la venganza por nuestra mano, porque así no vamos a solucionar nada. Ahora tenemos que buscar la forma de que otras mujeres no pasen por esto. Para mi madre ya no hay solución pero puede que para la próxima sí».
Y mientras, la concentración se iba disolviendo dejando a los familiares y amigos de María de nuevo solos con una dura realidad que ahora tienen que afrontar con fuerza.
braguilar@lavozdigital.es