EDAD. El paso de los años impide a Ángeles poder coger en peso a su marido.
Jerez

Los damnificados de un proyecto con fisuras

Ángeles tiene 79 años y cuida sola a su marido y su hijo, ambos enfermos. Las barreras arquitectónicas que hay en su casa de San Benito impide que puedan hacer una vida normal

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En el número 21 de la calle Escuadra, en pleno corazón del Polígono de San Benito, reside una familia que ve pasar sus días con resignación. Ángeles Fernández, su marido y su hijo viven una realidad difícil de digerir para muchos y que les ha limitado de forma importante sus quehaceres diarios. Ella, con 79 años, cuida sola -a veces su sobrina Pepa se acerca a echarles una mano- de los dos hombres de su casa, ya que «mi hijo Abel tuvo un accidente con su hermano hace ya 20 años. Él desde entonces es como un niño pequeño al que hay que cuidar, dar de comer, cambiar y duchar. Su hermano murió con sólo 21 años», cuenta Ángeles sin poder evitar la emoción.

Ese duro golpe marcó para siempre su hogar y provocó que la vida de esta mujer estuviera dedica prácticamente en exclusividad a su hijo. «Antes mi marido me ayudaba con Abel, pero desde que cayó enfermo todo cambió. Ahora también hay que atenderle a él y yo ya soy muy mayor», explica esta vecina de San Benito.

La edad hace que las fuerzas le flaqueen en más de una ocasión a Ángeles, quien a pesar de tener una prótesis en su pierna derecha, sigue levantando en peso a su marido, de 80 años, de su silla de ruedas para asearlo. No obstante, a las dificultades propias de esta situación, se suma las que les da el tener una casa no adaptada para personas con movilidad reducida.

«Cuando comenzaron las obras de rehabilitación en las casitas bajas, creímos que parte de nuestros problemas se solventarían ya que al menos me quitarían las escaleras de la entrada y nos adaptarían el cuarto de baño. Llevamos esperando más de un año -desde que se nos dijo que iban a rehabilitar la vivienda- y seguimos igual», explica Ángeles.

Y es que esta familia vive prácticamente recluida en la planta baja de su casa. «No podemos subir las escaleras, así que hemos puesto una cama en el salón, donde duerme mi marido, y un dormitorio junto a la cocina, en el que dormimos mi hijo y yo», continúa esta jerezana. Además de ello, «salir de la vivienda es muy difícil para nosotros porque hay escalones en el patio».

Eso sin contar con el hecho de que «ni mi marido ni yo misma podemos meternos en la bañera. De hecho, la silla de ruedas de él no cabe por la puerta del cuarto de baño, lo que nos obliga a ponerlo de pie y en más de una ocasión se me ha caído al suelo. Gracias a los vecinos hemos conseguido levantarnos», apostilla.

Azulejos que se caen en mitad de la noche, humedades en las paredes o puertas descolgadas son otras de las deficiencias de un inmueble que «necesita una rehabilitación urgente». Por ello, ni Ángeles ni sus vecinos entienden «por qué aún los técnicos de la Junta no han dado la orden de que se arregle esta casa cuando es una de las que más lo necesita», como subraya una y otra vez la sobrina de Ángeles, Pepa Manceño.

«Hemos mandado escritos a todas partes -la mayoría a Emuvijesa- y no nos ha servido de nada. Y lo que más nos indigna es el orden de prioridad con el que se está haciendo en San Benito esta rehabilitación. Mientras que a mi tía se le cae la casa encima, hay otros vecinos que tienen escaleras de mármol nueva», sentencia Pepa.

Ángeles y los suyos solo quieren que «alguien se acuerde de nosotros y nos ayude».

braguilar@lavozdigital.es