La banda sonora original del Rocío
Aunque suelen pasar desapercibidos, su música acompaña desde hace años a todos los romeros
Actualizado: GuardarAl tamborilero, en la actualidad, se le trata como a un trabajador mas de cualquier hermandad. Pero, sin menospreciar ningún otro oficio, el tamborilero o pitero es mucho más que eso. Es un artista, y como tal debe ser tratado. Un tamborilero necesita sentirse a gusto e inspirado, igual que un cantaor flamenco o un buen saetero. Dice una sevillana muy antigua que cuando entran en la Raya son serafines.
Es, sin duda, una de las figuras imprescindibles en cualquier Romería del Rocío, y no hay hermandad que se precie que no cuente con él en diversos momentos de su peregrinación. Este año su presencia ha vuelto a notarse sobremanera en momentos como la llegada del Simpecado de Jerez a su casa en la Aldea. Y es que los rocieros de verdad, sin ellos no podrían vivir la Romería de la misma forma o con la misma intensidad. Es verdad que el pitero acude a los actos y a la Romería porque le gusta, pero lo que gana suele ser para ropa, calzado, gaitas, tambor, pellejos... Nada o casi nada le queda en beneficio propio. Porque si uno fuera al Rocío para tocar sólo por dinero para cualquier hermandad, iría un año nada más. No volvería, por que eso no está pagado con nada, sólo con la satisfacción de poder tocarle a la Virgen la Salve frente a frente.
También por las vivencias, como la de levantarse a las cinco y media de la mañana para tocar a las seis en un pinar lleno de personas, todas dormidas. Ya a los cinco minutos, cuando todos se levantan, la magia del momento se va con el primer generador. Pero ese rato vale por todos los malos momentos del Camino. Es algo que saben bien los peregrinos y, sobre todo, ellos mismos.
No se concibe una Eucaristía rociera sin su toque, igual que cuando son llamados para que animen el ambiente previo que se vive en cualquier acto de los que las hermandades organizan. Por eso resulta exigible el trato fraternal que deben tener, algo de lo que más de uno se queja de carecer.
En la actualidad, cada hermandad suele tener el suyo propio fijo, para así evitar que haya que ir a buscarlo cuando la ocasión lo requiera. En definitiva, no es que sean imprescindibles, pero sí muy necesarios, y por ello es importante considerarlos como a uno más, para que en ningún momento se sientan desplazados o como mera mercancía a la que se paga para que actúe. Ellos también sienten El Rocío muy dentro y expresan así su devoción.
Todo está preparado para la última jornada. En la tarde del domingo se celebró la misa de tamborileros a las seis de la tarde en el Santuario, ante la Blanca Paloma. ¿Se imaginan la música tan celestial que interpretaron todos los tamborileros? Es una demostración más de la importancia de su figura en El Rocío, porque, como ya se ha dicho, sin ellos probablemente no sería lo mismo.