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TOLEDO. Corredor y Barreda firmaron ayer el Pacto por la Vivienda de Castilla-La Mancha. / EFE
Economia

Corredor se suma a Solbes y rechaza dar ayudas públicas a los promotores

La ministra de Vivienda advierte de que las soluciones a la crisis «no deben distraer» los limitados recursos del Estado Aboga por un «ajuste inteligente» de la construcción

JUAN VICENTE MUÑOZ
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La semana pasada fue Pedro Solbes y ayer, la ministra de Vivienda, Beatriz Corredor, quien lanzó un enorme jarro de agua fría a los promotores. El mensaje fue claro y directo: no habrá ayudas del Estado para salvar a las empresas del ladrillo, que atraviesan una profunda desaceleración. Corredor dejó claro que «las soluciones a la construcción no deben distraer los limitados recursos públicos, destinados a facilitar el acceso a un piso digno a las familias con menos recursos». Los empresarios, por su parte, mantienen que lo peor aún está por venir y que su actividad resulta fundamental para la marcha de la economía.

Beatriz Corredor -que hasta hace poco se mostraba incluso dispuesta a negociar una suerte de quid pro quo con los promotores- siguió al pie de la letra el mensaje del vicepresidente económico en su comparecencia el pasado jueves en el Congreso. Nada de ayudas, ni de desgravaciones a la compra de segundas residencias, ni de subvenciones para que las promotoras salven la papeleta. El dinero del Estado no es para eso: «El propósito del Gobierno no es impedir de forma artificial el ajuste del sector», sino «que el ajuste se produzca de forma inteligente».

La ministra subrayó que junto a los siempre limitados dineros públicos existe otro bien escaso que no se debe derrochar, el propio suelo. «Construir viviendas por encima de las necesidades es un desperdicio de recursos», afirmó. El planteamiento oficial viene a ser que tras el atracón de ladrillos de los últimos años las empresas deberán arreglárselas solas para digerir el empacho. En esa travesía del desierto a la que parecen condenadas algunas compañías -y que ya se está cobrando víctimas en forma de concurso de acreedores- será la selección natural la que designe a los supervivientes. Beatriz Corredor explicó que el reto es que sean «las empresas más competitivas, innovadoras y productivas las que salgan reforzadas» del inevitable y necesario ajuste.

«Hoja de ruta»

Junto a la meta de dar pisos protegidos a quienes no pueden acceder al mercado libre, la ministra se marcó el objetivo de conducir al sector residencial a un equilibrio que permita diversificar el crecimiento económico del país. Algo que si se logra, dijo Corredor, «optimizará esfuerzos y recursos». «Es decir, estaremos ganando en eficacia», puntualizó. Para tratar de llevar a buen puerto sus planes, la responsable de Vivienda llamó a la colaboración institucional e invitó a autonomías y ayuntamientos (quienes tienen en sus manos la mayoría de las competencias en la materia) a trazar una «hoja de ruta». Un programa, añadió, que culmine en un gran pacto de Estado. Algo, por otra parte, que ya intentaron aunque sin éxito sus predecesoras en el cargo, María Antonia Trujillo y Carmen Chacón.

La ministra ha iniciado una ronda de contactos con todos los agentes sociales implicados en el sector de la vivienda que le llevará a convocar el próximo mes la denominada Conferencia Sectorial, la reunión con los responsables de la materia de todas las autonomías. Por ahora, Corredor ya se ha reunido con la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) y con los sindicatos CC OO y UGT. Mañana está prevista una reunión en la que podrían saltar chispas: el encuentro con los promotores.

Desde las empresas se apuesta por no polemizar y se guarda silencio ante las palabras de Solbes y Corredor. Mejor no enfrentarse con el Gobierno. Aunque fuentes del sector recuerdan que la estrategia del Ejecutivo dejará muchos cadáveres en el camino. El argumento de los promotores es que no piden nada para ellos sino para los compradores, y que su aportación al Producto Interior Bruto (PIB) y el empleo son esenciales para el país.