A la chita callando
La única novedad de esta segunda legislatura de Zapatero es la crisis económica, ¿quién tendrá fuerza moral para denunciarla con ventaja? El Partido Popular quiso basar en ella la campaña electoral sin éxito ya que en aquellos momentos tan sólo podía apoyarse en datos que Zapatero pudo calificar como la «desaceleración» de un proceso que, por cierto, venía del exterior. Todavía hace unos días el vicepresidente Solbes definía la situación como la parte más baja del ciclo. Algo soportable en definitiva que, por otra parte, deberán ir compartiendo las conciencias ciudadanas con los proyectos programáticos del PSOE. En algunos casos se trata de coronar tareas tan decisivas como la ruptura territorial y lingüística de España (ahora en Baleares, mañana en la Comunidad Valenciana) y en otros en la prosecución de lo que yo vengo calificando como una nueva revolución cultural y moral.
Actualizado:Pero ¿hay algo más que propaganda y retórica política tras este enunciado? Por supuesto se trata del vuelco conceptual que debe acompañar al estatal y nacional. Nos anuncian la radicalización del laicismo, es decir no sólo el abandono de una supuesta neutralidad del Estado ante lo religioso sino una reforma de la ley del aborto y los avances en puntos fundamentales como la educación. El abandono de la aconfesionalidad del Estado en sus relaciones con las diversas religiones está pensado en términos de hegemonías culturales nunca extrañas a las políticas y sociales. Por supuesto hay una apelación a clientelas feministas y gays en las reformas que tienen que ver con la igualdad de sexos y la reforma de la ley del aborto. En relación con este problema se vislumbra la proclamación del aborto libre, es decir, se intentará dar un salto de lo que en principio es condenable a lo que debe ser tratado como normal. Las excepciones serían las de algunos tipos de abortos, no el aborto mismo que estaría entre los derechos básicos de la condición femenina, dueña de sus cuerpos e incluso de todo lo que se derive de él.
Las concesiones en las políticas de emigración y los acuerdos de tipo social en relación con la crisis económica -ya reconocida como tal sin ningún complejo- dejarán pasar esto que yo califico como una revolución moral y que ha venido a sustituir a las antiguas utopías del socialismo. Una revolución a la chita callando.