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La cadena de televisión árabe Al Yazira ha mostrado columnas de humo en varios lugares de las montañas del Líbano, sin que fuera posible identificar a los cotendientes. /REUTERS
El Ejército controla Beirut y trípoli

Los combates se intensifican en las montañas del Líbano entre seguidores de Hezbolá y partidarios del Gobierno

Desde el jueves han muerto al menos 49 personas en los choques y otras 140 han resultado heridas

AGENCIAS |
BEIRUTActualizado:

La calma ha vuelto a las calles de Beirut y Trípoli, principal ciudad del norte de Líbano, tras los intensos combates de las últimas horas -que han dejado 34 muertos, según fuentes policiales-, pero la violencia se ha trasladado a las montañas del Monte Líbano, al sureste de la capital libanesa.

Al menos cinco personas han fallecido y otras doce han resultado heridas en los enfrentamientos entre los partidarios de la mayoría parlamentaría y los de la oposición, liderada por el grupo chií Hezbolá, que se centran ahora en las cercanías de Aley, una región de mayoría drusa.

Según medios de comunicación libaneses, en estos momentos continúan los combates entre los milicianos chiíes y partidarios del líder druso, Walid Yumblat, miembro de la mayoría parlamentaria, en las localidades de Aitat, Kayfun, Baisun, Maite y en Chueifat.

En declaraciones a la televisión libanesa, Yumblat ha afirmado haber mantenido contactos con el presidente del Parlamento, el chií Nabih Berri, dirigente de la oposición, para acabar con la violencia en esta región donde sus seguidores son especialmente numerosos. Según Yumblat, ambos han acordado encargar al dirigente druso Talal Arslan -rival del primero y que mantiene buenas relaciones con los chiíes- la gestión del conflicto en la zona del Monte Líbano. También ha advertido de que lo que sucede en Aley y Chueifat (sureste) pone en peligro la paz con los "hermanos chiíes".

Por su parte, Arslan ha señalado en un discurso televisado que ha pedido a los partidarios de la oposición el cese inmediato de los enfrentamientos y la entrega de las armas, al tiempo que se ha puesto en contacto con el Ejército para que se despliegue en la zona.

Controlada Trípoli

Los combates del sureste han estallado después de que cesaran en Trípoli, la segunda ciudad del Líbano, donde se desarrollaron enfrentamientos entre la noche de ayer y esta mañana entre los barrios Bab al Tebane, Kobeh y Yabal Mohsen. En total, en los últimos cinco días han muerto 49 personas y al menos otras 140 han resultado heridas.

Según fuentes policiales, los enfrentamientos, que causaron la muerte de una mujer, estallaron entre seguidores del líder suní Saad Hariri, uno de los principales dirigentes de la mayoría, y miembros del opositor Partido Demócrata Árabe, que está integrado mayoritariamente por alauíes (una rama del chiísmo).

Mediación crucial del Ejército

Lo que había comenzado siendo una jornada de relativa calma en el Líbano derivó en un vertiginoso "efecto dominó" a raíz del discurso a la nación del primer ministro, Fuad Siniora. En su alocución, Siniora dejó en manos del Ejército la última palabra sobre la decisión de su Ejecutivo de desmantelar la red de telecomunicaciones de Hezbolá y de destituir al jefe de la seguridad del aeropuerto de Beirut, Wafic Chucair, algo que el grupo chií había considerado como "una declaración de guerra".

Poco después, el mando militar, encabezado por el general Michel Sleiman, emitió un comunicado en el que anunciaba que frenaba la aplicación de las resoluciones del Gobierno hasta haber investigado los hechos en profundidad.

De inmediato, Hezbolá y sus aliados chiíes de Amal decidieron retirar a sus milicianos de las calles y dejar el control de las carreteras del Líbano, muchas de ellas todavía cortadas, a las Fuerzas Armadas libanesas.

Una crisis política enquistada

La decisión del Ejército, aunque no por completo, satisface al líder de Hezbolá, Hasán Nasralá, que ha exigido al Gobierno que revoque las dos medidas para acabar con la rebelión.

Aunque la emergencia parece desactivada por el momento, la oposición ya ha anunciado que no planea cejar en su campaña de desobediencia civil, que mantiene desde noviembre de 2006, tras la dimisión de seis ministros chiíes del Gobierno. Desde entonces, la oposición considera al Gobierno ilegítimo y exige la creación de un nuevo Ejecutivo de unidad nacional, algo a lo que la mayoría antisiria se opone.

Muchos interpretan lo sucedido como un triunfo del Ejército, que ha mantenido su posición neutral hasta el final, pese a las voces que le reclamaban que actuase ante la violencia desatada en las calles.