El ilustrador cubano Ajubel construye un 'Robinson Crusoe' sin palabras
El autor visitó la Feria para presentar su obra, inspirada el original de Defoe Reproducciones de los dibujos del libro, permanecen expuestas en el Baluarte
Actualizado: GuardarEl dibujante cubano Alberto Morales Ajubel presentó ayer en la Feria su particular adaptación de la historia de Robinson Crusoe, una novela en imágenes que prescinde totalmente del texto y acaba de editar Media Vaca. Antes de la intervención del autor, su presentador, Juan José Sánchez Sandoval, recordó que en su día la obra de Daniel Defoe acaparó críticas negativas de figuras como Marx o James Joyce. Mientras el primero «decía que anticipaba la sociedad burguesa», el autor de Ulises (1922) y Dublineses (1914) tildó la obra como «un claro símbolo del colonialismo británico».
Pese a todo, según Sánchez Sandoval, Robinson Crusoe es una historia de aventuras universal que «tiene mucho de sarcasmo», lo que siempre «presupone inteligencia en el lector».
Ahora, Ajubel rescata este clásico de la literatura para crear un «libro sin palabras» para niños y adultos. El autor recordó el momento en que los responsables de la editorial, «mis vecinos Vicente y Begoña» le encargaron el proyecto, que le tuvo «un año entero bloqueado». Por fin, tras «trabajar con el humor gráfico y el cine de animación cubano», Ajubel encontró la forma de iniciar su historia, plagada de dibujos coloristas y dinámicos no exentos de un conceptualismo nunca premeditado según el autor. «Me he apoyado mucho en la cultura del cine. Intenté hacer un guión y llevarlo a las imágenes».
Por otro lado, el libro está lleno de críticas al «hombre, su cultura, sus inventos...uno de los grandes defectos del ser humano es creer que lo sabe todo», a lo que el autor cubano añade «hay tantos naufragios en nosotros mismos que nos hacen avanzar tan lento...». En cuanto al personaje del nativo Viernes, que finalmente se convierte en infatigable compañero del protagonista, Ajubel confiesa que éste «salva a Robinson en multitud de ocasiones».
Al término de su intervención, alguno de los presentes en la sala quiso conocer más detalles de las ilustraciones del libro. Así, uno de los espectadores le preguntó al autor por la estética, más próxima al imaginario africano que al suramericano según él. «No me lo había planteado», confesó Ajubel, «lo que sé es que hace veinte años que nada me motivaba a despertarme de madrugada y ponerme a trabajar».
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