CUARTO DE PALABRAS

El séneca y la fauna

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alió el otro día de su casa de San Antonio el Séneca y se acercó a la Caleta. Mientras observaba a una bandada de crías de gaviota que corrían por la orilla y un cachorro de mistolobo que las perseguía juguetón entre el personal de las primeras calores, le dijo a uno que estaba allí llenando con gasolina el fuera borda, «Disen que la Paz está en Madrid, pero pa mí que esto es la Paz (y como le salió así, ya discurrió). Hay que ver lo que somos aquí pa los animales, todo lo que nos resulta consustancial nos da por representarlo con la fauna. Esto nos vendrá de Hércules y su cosa con los leones, a él incluso, lo ideábamos como un toro, la Fortaleza; la Industria con los atunes, la Rebeldía era un caballo autóctono que teníamos, recortete, pezuñón, pero costaba domarlo...ese tiró al suelo al mismo César cuando vino a Gades, pero terminó borrándolo de nuestra memoria Paco Alba, con un pasodoble, aquí mismo, donde estamos nosotros... También por aquí apareció el hombre pez, ese era montañés, de Liérganes... pero es la querencia, date cuenta que los chicucos no son sólo los que aguantan más horas detrás del mostrador, en llegando a Cádiz aguantan en cualquier sitio... Ah, y el pájaro ese que está en posición de soltar la morterá, en Hacienda... qué fechas tan significá por cierto, po eso es la Constitución. Hasta el Alma, ¿te quieres creer? la representábamos con un gavilán... Ay, las cosas del alma, tan confusas... Tú niegas la purísima concepción, pero tu chiquillo tiene que creer en Dios Padre todopoderoso y en la virginal Virgen María... Eso lo representa el cuco, pero lo ha traío las nuevas tecnologías, como ya te puedes empadronar por interné, po te pones al lao de San Felipe o de Salesianos... ¿Tu entiendes las cosas del alma?». El caletero se estaba limpiando con un trapo (había rebosado la gasolina), «Me quiere dejá ya, quillo».